De pronto renace la esperanza
perdida en añoranzas
de vaivenes sin sentido,
oliendo añejo y rancio
con sabor a no se qué
ignorada en promesas rotas,
carcomida por pensamientos
entrelazados en viejas historias.
Historias de soldados y batallas,
de humeantes campos desolados,
de barcos y marinos en cubierta
abrazados al insólito destino
maniatado por el mar y la hombría.
Castillos de naipes
que se caen abatidos.
Granos de arena desparramados
cansados de tantas pisadas,
inseguros e ingrávidos,
sobre un horizonte sin fin.
Amanezco y me pierdo
en la soledad de un compás
que se abre para marcar
el rumbo de una vida.
Una vida en solitario
a merced del tic-tac
de un viejo reloj
y de un baúl lleno de polvo
arrinconado en la oscuridad.
Al compás de las brisas, provenientes del azul Atlántico para confundirse con la lluvia y la espesa bruma, que suben ladera arriba con los bríos renovadores de un milenio recién estrenado, en Mazo, una vez más, se celebra el Corpus Christi. Aparte de tener éste importancia en el calendario litúrgico, hay que admirar a los macenses en su obra titánica de los maravillosos arcos, alfombras, pasillos, descansos… culminando con el tapiz de su plaza mayor, Pérez Díaz, que transforman al pintoresco pueblo en una exposición monumental de arte al aire libre, con ese gusto delicado y exquisito, tan comentado por miles de visitantes que no se cansan de elogiar el grandioso homenaje que tributa al Santísimo Sacramento.
Los votos deciden en las urnas electorales y así lo hicieron el domingo, 22 de mayo, pero quien lo hace en los pactos para gobernar los entes locales o regionales son los dirigentes de los partidos políticos, que presentan sus planchas cerradas y juegan con la dignidad de todos los votantes sin escrúpulos con el mayor desparpajo posible en busca del poder. Se reparten entre ellos por conveniencia la tarta y aquí no pasa nada. Somos los mejores campeones olímpicos de los sucesivos juegos democráticos cada cuatro años. Los calderos se colocan al fuego y después saborean el caldo recién pactado con alegría macarena. No concibo el antagonismo de ideas en algo muy serio y nada personal, como quienes no les importan en absoluto mientras consigan sus propósitos. No son manos inocentes, sino maliciosas que buscan o quieren sostener el brío del éxito, los que planean barajar el futuro estable de un pueblo.