domingo, 15 de junio de 2025

EL OBISPO ELOY

   Muy pocas veces manifestamos la alegría de hallarnos satisfactoriamente felices de algo inminente y ahora lo hacemos con la ya consumada elección del ‘obispo canarión’. Merece, según creo, ser la ocasión propicia para festejarlo, estar contentos y darle las gracias a Dios Todopoderoso, que todo lo puede y hace milagros de debajo de las piedras. Nos ha dado tal bendición del Cielo que, aún, no nos creemos dicho prodigio como un don espiritual y beneficioso de lo Divino a lo terrenal sobre la persona de nuestro nuevo Prelado. Con todas las prerrogativas de la ley es una bendición inesperada, en el trasfondo se oculta la inspiración del Espíritu Santo, como diría el católico más fervoroso, el nombramiento del Papa Francisco, fallecido el lunes, 21 de abril, y posteriormente la imposición de manos del nuncio Bernardo Azúa, que actuó como ordenante principal, de la elección del obispo nivariense Eloy Alberto Santiago Santiago, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, el 8 de septiembre de 1973.

                              Había pasado unos meses desde que el predecesor, Bernardo Álvarez Afonso, dejaba vacante por la misión cumplida reglamentariamente la sede del obispado de San Cristóbal de La Laguna o de Tenerife, se esperó con sabia decisión la ocupación del mismo. El nuevo inquilino es una persona sencilla, cercana y campechana dado a los demás por su apostolado, doctrina y de profunda convicción humana hacia cientos de miles de hermanos y hermanas, miembros de una Iglesia peregrina y misionera, además de inteligente. Habiéndolo visto de cerca en su visita y concelebración de la Santa Eucaristía en la Parroquia Matriz de El Salvador, Santa Cruz de La Palma, el viernes, 16 de mayo, y observar corroboro lo dicho anteriormente por ser un canarión de los grandes.

    Ingresó en el seminario diocesano de Canarias, en 1992, y realizó el bachillerato en Teología en la Universidad Pontificia de Comillas. Prosiguió su formación académica en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se licenció en Teología dogmática, obteniendo el doctorado en dicha universidad, en enero de 2024. Anteriormente, había ingresado en el servicio diplomático en la Academia Pontificia Eclesiástica, en 2003, compaginando dichos estudios con la licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia Gregoriana.

                              Su ordenación presbiterial fue el 17 de julio de 1999, incardinándose en la diócesis de Canarias. Entre 2006 y 2014 trabajó como secretario de las nunciaturas apostólicas en Colombia, desde 2006 al 2009, Sudáfrica, desde 2009 al 2013, y Gran Bretaña, desde 2013 al 2014.

                              De regreso a las Islas Canarias, su labor pastoral la ejerció en diversas parroquias de la diócesis canariense: Santa Brígida y Señora del Madroñal (2013-2014); San Pedro en la Puntilla (2014-2019); San Pío X y el Salvador (2018-2019); Santísima Trinidad en el Tablero y Rector del Templo Ecuménico El Salvador (2019-2022) y Ascensión del Señor, la Asunción de María y Jesús de Nazaret en Las Palmas de Gran Canaria (entre enero de 2022 y febrero de 20025).

     El jueves, 1 de mayo, entró triunfal, al igual que lo hizo Jesús en Jerusalén, este lo hizo saludando a todos a diestra y siniestra, los que estaban fuera y dentro de la iglesia catedralicia, no sobre una borrica del relato evangélico, sino a pie y en su propia cabalgadura. Llegó para que le impusieran el traje de faena y pregonar a los cuatro vientos, que era el nuevo obispo y venía dispuesto a trabajar, a seguir la labor de los anteriores en el cargo, con el solo propósito de comenzar la nueva andadura al compás de la Iglesia Universal en el amor, cercanía, emociones y sentimientos humanos hacia los pobres, marginados, refugiados, inmigrantes, mayores, enfermos, sin techo, sin hogar digno para albergar nuevas perspectivas en la alimentación, ropa, educación, trabajo… Llegó, saludó y se hizo querer a lo grande, como Julio César: ‘llegó, vio y venció’, en este caso convenció. Lo más notable el cariño de mucha, muchísima, gente. Sabe estar donde tiene que estar, donde debe imponer criterios renovadores, fortificantes, justos y necesarios.

                              A reglón siguiente tuvo un emotivo y duro saludo, motivado por las circunstancias presentes, con Bernardo Álvarez, y agradecimiento en varias ocasiones, como solicitar un aplauso para él, recibiéndolo emocionado, sincero y justo. No podía faltar otro hacia la persona de Antonio Pérez Morales, también palmero, que fue Administrador Diocesano desde el principio y fin del periodo en cuestión.

    No podía ser menos una ceremonia llena de símbolos, detalles y gestos. La presencia física de cuatro montones de tierra de cada una de las islas de Tenerife, La Palma, Gomera y El Hierro, que componen el entorno territorial de la diócesis nivariense. Lo destacado del Obispo Eloy fue cuando salió al exterior de la catedral y saludó a los cientos y cientos de asistentes, que por protocolo y capacidad permisible del recinto sagrado tuvieron que ver la ceremonia en la plaza a través de grandes pantallas. También, dirigió saludos a los fieles que estuvieran oyendo o viendo la ceremonia por los distintos medios de comunicación y redes sociales, agradeciendo el trabajo de sus profesionales.

         El Obispo Eloy Alberto traspasó los umbrales del templo catedralicio de Nuestra Señora de los Remedios buscando la proximidad entre los fieles ahí congregados con cariño y pronunciación de que a su lado desea estar en todos los momentos de su apostolado, implicado con suma responsabilidad emanada del amor de Jesús: ‘Un Mandamiento nuevo nos dio el Señor, que nos amaramos todos como Él nos amó’. Fue en busca de aquellas ovejas más alejadas del redil, viendo el desarrollo de la ceremonia en el exterior a través de grandes monitores de televisión, para abrazarlas y decirle: ‘Aquí estoy no me voy, sino volveré a saludaros y comunicaros mi mejor faceta de mi vida sacerdotal’.

     Creo y pienso no equivocarme en afirmar que es un buen Pastor y que nos conducirá por mejores y seguras cañadas para estar siempre al lado del Señor con nuestros defectos y pocas virtudes. En la plaza donde la feligresía eufórica irrumpió en vivas y en prolongados aplausos. Entre la multitud se distinguía el gran grupo procedente de la isla de Gran Canaria, apoyando e irradiando calor, enfervorizado y agradecido, un gesto que honra la presencia. Dado los problemas de aforo y que la climatología por otro lado estaba siendo estoicamente aguantada. Sucedía como cientos de miles de veces un tiempo lagunero como nunca, con un frío que se colaba hasta los huesos y en momentos con un chispeo.

                              Casi finalizando esta información, por decirlo de alguna manera, el ministerio episcopal o episcopado que acaba de iniciarse con sus primeros pasos, refiriéndonos a Eloy Alberto Santiago Santiago, obispo nivariense número 13, comienza sin augurio sino con pasos firmes. Hagamos una somera descripción desde su fundación hasta nuestros días:

01º.- Luis Folgueras Sion (1824-1848).

02º.- Ildefonso Macías (1877-1882).

03º.- Jacinto María Cervera (1882-1885).

04º.- Miguel Torrijos y Gómez (1888-1894).

05º.- Nicolás Rey Redondo (1894-1917).

06º.- Gabriel Llompart i Jaume (1918-1922).

07º.- Albino González y Menéndez Reygada (1924-1946).

08º.- Domingo Pérez Cáceres (1947-1961).

09º.- Luis Franco Cascón (1962-1983).

10º.- Damián Iguacen Borau (1984-1991).

11º.- Felipe Fernández García (1991-2005).

12º.- Bernardo Álvarez Afonso (2005-2024).

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