Parroquia de San Francisco |
En este difícil marco del COVID-19 vivimos la pandemia con todo el ajetreo, que conlleva la situación pertinente, para paliar la conservación del patrimonio artístico de cualquier índole. Es lógico, que el paso del tiempo sobre la frágil materia deje su huella, que tarde o temprano es descubierta, surgiendo la idea de restaurarlo con vehemencia y aplicando con máxima garantía los conocimientos de manos expertas. Lo primero, no es otro que el mismo interés aplicado al estudio de la obra a reparar para relucir la amplitud de la misma con esplendor sorpresivo en lo concerniente a su estructura, estilo e historia. La razón principal consiste en hacer realidad lo que tantos años no se hacía posible por falta de medios físicos y sociales, lejos del alcance de nuevos aires cultural, religioso y político.
Menos mal, que la esperanza siempre nos mantiene, ya que
existen personas como el gran equipo de restauradores: Domingo José Cabrera
Benítez, Nieves Luisa Cabrera Castro y Samuel Martín Acosta, que supieron poner
frescura, belleza y muchas cosas más. La inauguración de la proeza realizada,
durante meses, tuvo lugar en la tarde del miércoles, 28 de abril del corriente
año, a los pies del presbiterio con nutrida asistencia.
Plaza de San Francisco |
El Retablo Mayor |
Transcurridos algunos años, el solar se destinó a otros usos,
en 1967 era sede de diferentes inquietudes juveniles y fue almacén de los
gigantes y cabezudos, propiedad del ayuntamiento, así como el espacio de
confección del número de la Pandorga, haciendo alarde de las Fiestas Lustrales.
Desde los inicios del XXI, se recuperó las celebraciones
eclesiásticas por una larga temporada, haciendo la misión de templo principal
de la comunidad parroquial, mientras se acometía notables cambios en el
interior y cubiertas del otro recinto por Construcciones y Restauraciones Miguel
Hernández Ventura, S.L.
Ermita de San José |
En cuanto a la policromía destaca su disposición en dos
tonalidades, tallada su distribución en dorado sobre fondos rojos. Puntualmente
se registra la aparición de color verde en el conjunto pictórico tallado, tanto
de las cornisas como de los marcos de las tablas, predela y parte superior del
sotabanco.
La ubicación de la figura principal del Santo, que presenta
tableros de fondo azulado pintados, con venera y ménsulas laterales doradas,
mientras la otra, correspondiente a la Inmaculada Concepción es blanca con
señas vegetales seriadas en tonalidades roja y azul grisáceo.
La vida material del conjunto monumental, motivo de estudio e
intervención, ha sido prolífica y un tanto agitada. Sobre los comienzos de
1964, se ha puesto en distintas capillas del solar parroquial: Montserrat;
pared sur; en la misma del recinto antiguo; pared en donde hoy se halla el del
Cristo de la Piedra Fría y finalmente en el altar mayor.
Estos traslados con los consiguientes desmontajes y montajes,
repercuten visiblemente, tanto en las tablas que sostienen elementos de
embellecimiento y en la observación general de la ejecución por parte del
espectador. A las distintas circunstancias al que es sometido el soporte y los
daños ocasionados por herramientas, ensambles abiertos, figuras modificadas y
redistribuidas con otros fines, huecos entre piezas y un sinfín de pequeños
desplazamientos, causantes de grietas y fracturas de cierta importancia, nos
dejan una creación fragmentada que ha perdido su unidad primigenia.
Interior de la ermita |
Creemos que nuestro artífice es el resultado de una
combinación, práctica bastante frecuente dentro de las iglesias por cambio de
moda o impositivos movimientos. Aumentó su altura con el añadido del sotobanco
de mampostería, haciéndolo en su otra dimensión con la disposición de piezas a
ambos lados de las hornacinas de la calle central, que fueron adaptadas para
tal cometido.
Otro detalle, que llama la atención, dentro de las
características de los del tipo palmero, es la colocación de tablas y lienzos
en las calles laterales del piso superior y, a veces, en el inferior, dejándose
las hornacinas centrales para alojar esculturas de sentida devoción, como claro
ejemplo, tenemos el del Hospital de Dolores; San Nicolás del mismo centro
parroquial; ermita de San Telmo o tantos otros, que siguen el mismo patrón.
Pensemos que tanto las tablas como los lienzos están exentos
de la estructura del retablo y con sus propios marcos, lo que nos hace pensar,
que fueron reutilizados para cubrir el espacio de unas hornacinas, y así nos
explicaríamos los añadidos en otras zonas. De igual manera, las telas están
cortadas y encoladas, presentando huellas de tensiones en el tejido de haber
estado montado sobre bastidor.
Proceso de la restauración |
Se encontró piezas redoradas, en parte o en su totalidad, que
pudo ser por el oro desgastado y en muy mal estado de conservación. Un ejemplo
de elementos cambiados de sitio, causantes del desequilibrio del conjunto, son
las columnas del primer cuerpo por la policromía de los fustes de estrías
ondulantes, estando cuatro de color blanco y dos en tonos ocres, no
correspondiendo a una simetría en su disposición, ya que se observa como las
dos que enmarcan el cajón del centro carecen de pintura hacia su cara interna,
porque posiblemente eran las que estaban en contacto con la pared y en el
lateral opuesto.
Acto inaugurar. Restaurado |
Entre tantas cosas, según el estado de conservación y
diagnóstico, se trató de la suciedad con mayor o menor grado de adhesión a la
capa pictórica. No sólo se trata de un problema estético, sino que con el paso
del tiempo ha facilitado la colonización de ácaros e insectos con sus
patologías asociadas.
Otra causa consistió en la oxidación de los barnices, como
protección con el característico oscurecimiento, siendo más evidente en los
rojos.
El asentamiento y ataque de xilófagos en una amplia zona,
sobre las molduras, añadidos de los dos cuerpos y sotobanco causó cierta
inestabilidad del soporte en términos generales.
Siguiendo con los males influyentes, levantamientos puntuales
de policromía y dorado, provocados por el efecto de goteras, fricción de algún
cortinaje o cuelga sobre el oro y craquelado con cazoletas en los dos lienzos
del cuerpo superior.
Final del acto. Protagonistas |
Y, por último, los desplazamientos de algunas piezas, que son
causas y efectos de algunos desajustes sufridos, como la separación de tableros
de fondo en los pares de columnas de ambos cuerpos, produciendo huecos que
permiten visualizar el muro, que acoge el anclaje de la estructura y uniones
deficientes o forzadas que originan tensiones, grietas y fracturas
comprometiendo la estabilidad de la obra.
La protección final posee varios objetivos para la adecuada
conservación del bien intervenido:
-Limitar la absorción de suciedad de una capa
pictórica porosa en condiciones de conservación agresiva por manipulación o por
conservación en ambientes poco controlados.
-Potenciar las calidades cromáticas, tales como el
tono y el brillo, disminuidas o modificadas por la acción del envejecimiento de
los componentes de la capa pictórica o por un efecto óptico tras una limpieza
con disolventes, que se debe a la capacidad que poseen los barnices de saturar
los colores.
-La protección final del retablo se ha hecho mediante
aplicación de una resina acrílica disuelta, confiriendo un brillo correcto a
los dorados y el satinado adecuado. Tanto a las tablas y lienzos se han
protegido con la combinación de barnices, caracterizados por una elevada
resistencia al oscurecimiento y amarilleamiento.
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