y miraste las tinieblas,
círculos desordenados
en el sentido de las agujas del
reloj,
amasijo de colores difuminados.
Te di boca
y no supiste colocar las palabras
en el translúcido vacío del espacio,
conchas anacaradas
de sonidos balbuceantes.
Dejar que la deriva trace el rumbo
al país del hallazgo,
las mareas
descubran
orillas imprevistas
y los astros imanten
la rosa de los vientos.
En un instante inusitado
no vuelan
se dejan llevar en el aire
entregadas al viento
La noción del tiempo
me desvanece en dar vueltas
y más vueltas
en una superficie de cristal,
pensando en maravillas y en
desencantos
me quedo sumergido sin más secreto
en mis manos extendidas
los miles de granos de arena
amarillos, blancos o negros
se amontonan
formando un castillo de naipes.
Ilusiones vanas
que se pierden
como un barco levando anclas
para zarpar
en un mar sin límite.
El tiempo va manando entre los dedos,
entra de par en par hasta las sienes
encallando palabras sin sentido,
palabras que resbalan cielo adentro
del paladar
y salpican las noches de voces consteladas.