Lo esencial de una onomástica tan nuestra y arraigada a los
albores ancestrales, relacionada con la gente y el apostolado de la mar, tiene
una razón de ser. Nuestra Señora del Carmen, que desde la parroquia Matriz de
El Salvador de Santa Cruz de La Palma, hace su recorrido procesional hasta la
bahía del puerto insular al unísono con el fervor popular y religioso en el
tradicional embarque. Es una bella imagen, cuya mirada conmueve, representando
el fiel reflejo del amor y misericordia de la Madre de Dios. Misterioso es el
lenguaje, que nos relata los documentos y la leyenda, rememorando diariamente
la curiosidad del inquieto estudioso y del intrigado ciudadano por el
conocimiento de la singularidad histórica.