Parece ser con toda razón, que manifestamos lo que guardamos
en nuestro interior. Hasta nuestra grafología, manera de escribir o hacer la
escritura, firmar u otras cosas relativas al estado anímico es motivo de
estudio y observación del sujeto. ¿Qué habita detrás de cada uno de nosotros,
en esa imagen que se refleja cuando nos miramos en un espejo, en los gestos
diarios que conforman nuestra esencia más profunda, en las palabras que
transmiten sentimientos y expresan emociones? ¿Cómo somos bajo esa piel en la
que subyace el tiempo caduco, aquel que rige cada paso que damos desde el mismo
momento en que nacimos?