
Alrededor de la media tarde del 5 de enero de 1970, en el aeródromo militar o aeropuerto civil de Buenavista (Breña Alta), un avión Fokker F-27 de la Compañía aérea IBERIA y con el nombre de Tajo en el momento de tomar tierra un fuerte viento racheado impidió el aterrizaje con normalidad y, entonces, el aparato cayó por el talud de la cabecera norte de la pista. No hubo que lamentar víctimas mortales, sino algunos accidentados con heridas sin importancia. De la flota de ese tipo fue el único siniestrado. Durante la permanencia en activo y operatividad de los mismos alcanzaron un elevado grado de popularidad, que se consolidó con la familiaridad de las tripulaciones.