Es el mundo, mágico y diverso,
que se desenvuelve
entre sombras
y suspiros,
entre lágrimas que
arden
en medio de miradas
perdidas.
Ilusiones, vanos consuelos,
infinito espacio
teje en ese cielo
misterioso
en plena creación
ilusionada.
Mis manos rodean el contorno
abrazando la luz
deseada,
encendida
y en llamas apagada.
Cenizas que el viento esparce
con ansias y sueños
esperados,
cautivando el sentido
más profundo
de una verdad divina
del orbe bullicioso
puro emblema.
Retorno de mis pasos silenciosos, aprisa
en busca de hallar la
claridad del día,
sin miedo de encallar
en la orilla
con espumas revestidas
de esperanza
y en la tersa piel del
lejano llanto,
rugido de un oscuro
cíclope,
acantilado.
Una imagen con tres vértices
en un plano nos vigila
a lo lejos
entremezclada
en un horizonte
iluminado
por rayos de colores,
consternada.
Yo no sé si llorar o si reírme,
sí es festivo este grande
panorama
y hay que soltar la enorme
carcajada
o es mejor sonrojarme
hasta morirme,
al ver alardear tanta
maravilla
por Dios Uno,
Omnipotente y Trino.
El silencio me embarga constantemente
visión y destino:
poesía
cubre mi mente,
cautivos pensamientos
que se encaraman al
cielo en pocas horas.
Contra el aire memorias incoloras
triunfan de pronto
que es crecer de sí
mismo y a diario.
Caigo en brazo de la pertinaz aurora
y muy tenaz en su
dictamen,
traza en mi ser la
esperanza
de volver a ver el
bello amanecer
radiante,
cuando son pocas las palabras
transformadas
en sensaciones del
alma,
de un nuevo día
transportado
a la profundidad inacabada
del abismo,
formando una hoguera
de fuego,
voraz momento de color
rojo y amarillo
en los espacios
oscuros y vacíos del firmamento.
Gritos de ser libre es un portento,
libertad clamo a los
cuatro vientos,
prodigio, fructífero pensamiento…