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El Cambista y su mujer. MvR |
Las grandes pinturas clásicas ensalzan la belleza humana o
paisajística, recuerdan grandes acontecimientos históricos, narran episodios
mitológicos o tratan de afianzar la fe con evocaciones religiosas, pero hay un
pintor que destacó por inmortalizar el comercio y las finanzas renacentistas
del siglo XVI. Se trata del neerlandés Marinus van Reymerswale y sus
cuadros han ilustrado manuales y libros de economía, formando parte de nuestro
imaginero como el del cambista y su mujer. Este costumbrismo económico ha
quedado fuera de la atención del arte en muchas ocasiones y de ahí la
importancia en el tiempo de este insigne flamenco, que dedicó la mayoría de su
reducida, pero relevante que, entre otras cosas, es un buen reflejo de las
monedas, que estaban en circulación de curso legal, durante la época.
El Museo del Prado (Madrid) alberga de forma
permanente cinco lienzos del mencionado autor, pero en estos meses ha reunido en
una exposición temporal hasta diez obras inéditas en nuestro país,
procedentes del Louvre, Hermitage o Bellas Artes de Gante.
Además de permitir disfrutar de una continuidad del mismo, una de las claves de
esta muestra monográfica es la narrativa que se ofrece a los visitantes de la
pinacoteca. (Revista La
Gaveta Económica, nº 67, julio 2021. Historias (re)buscadas. Marinus, el pintor del capitalismo, pp. 60-61.
Miquel Rosselló).
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Reflejo costumbrista. MvR |
El respectivo tema lo podríamos extender a otros campos
imaginativos del mundo artístico en Canarias. Lo cierto es que, si nos
dejamos llevar por una mirada superficial, nuestros ojos captarían la atención
al conjunto de detalles de telas y tablas, y su contextualización
formal en el marco local de La Palma, donde la riqueza en todo los
aspectos sociales, culturales y políticos han sobresalido notablemente en
círculos comerciales movidos por intereses de apertura hacia el exterior y
prometedoras aventuras oceánicas. La opulenta aristocracia variopinta en
un lugar tan corto, acotado por ser isla, avasallado por diferentes ideales
como manual de conducta, auguraba un horizonte diáfano y restringido.
Sin embargo, no quepa la menor duda, se desenvolvió muy bien
en la disciplina de la inspiración, en cualquiera de sus
modalidades, se ha utilizado en muchos casos como un instrumento de persuasión,
propaganda y otros, simplemente, es una manera de las inquietudes,
pasiones o miedos de entonces. Realmente, no ha sido una
determinada circunstancia, una de las principales preocupaciones y cuando se
han realizado manifestaciones pictóricas o escultóricas de
variados estilos, marcados por una puntual influencia, se ha hecho con
fuerza imperante, atestiguando el epicentro importante de actualidad,
que resulta extraordinario, porque se centra en retratar, objetivamente, unos
bocetos, ideas preconcebidas en las Afortunadas.
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Manuel Glez. Méndez. Autorretrato |
El hilo conductor de lo expuesto en el conocimiento de un
ilustre palmero amante de la plasticidad y éxtasis colorista, Manuel
González Méndez (1843-1909), considerado como uno de los mejores maestros
canarios del XIX, que regaló a su amigo y paisano, Benito Pérez Galdós
(1843-1920), los cuadros titulados: “Campesino de Garafía” y “Retrato
de un joven”. La Casa Museo de Gran Canaria en memoria del
gran escritor participa, mediante el préstamo de dos obras en la muestra que el
Cabildo Insular de La Palma preparó para conmemorar el centenario de la muerte
del genio insular, abierta entre el 27 de noviembre de 2009 y el 17 de enero de
2010.
Muestran la calidad técnica y expresiva, están dedicados al
escritor realista con las palabras siguientes: “A mi distinguido paisano
Pérez Galdós”. Ambos intelectuales guardaban una profunda amistad, un hecho
que se constata en los archivos personales del propio Galdós, donde se
guardan varias cartas remitidas entre los dos.
González Méndez es un pintor de acusada personalidad. A todo esto, hay que
añadir la particularidad de su proyección externa, pues no en vano es el primer
artista que alcanza notable renombre mucho más allá de las fronteras locales,
provincianas, para saltar incluso las barreras nacionales y darse a conocer
precisamente en la entonces capital mundial del arte occidental, París.
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Campesino de Garafía. MGM |
Por eso, a sus méritos y calidades técnicas hay
que añadir nuevos aspectos, no reconocibles a los artistas canarios, salvo
contadas excepciones, pues por méritos propios debiera figurar en textos
y manuales fundamentales, para demostrar que la lejanía geográfica de
los centros decisorios no ha sido un condicionante contundente que ignore la
vida artística, rica por cierto y de bastante intensidad, de estas islas
ancladas en mitad del Atlántico.
Hoy se le empieza a valorar en su justa dimensión por
los menos entre sus paisanos, tras muchos años de olvido e
incomprensión que fueron subsanados más tarde, desde el momento en que sus
trabajos empezaron a ser expuestos al público.
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El Barquero de Güimar. MGM |
La afición de Pérez Galdós por la pintura le llevó a
reunir una interesante colección de adquisiciones de autores contemporáneos.
Varios de esos cuadros se conservan en la ya nombrada entidad de Las Palmas,
que es uno de los seis espacios museísticos a cargo de la Consejería de Cultura
y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria, formando
parte de su legado fundacional junto a objetos personales, muebles,
documentos y libros, incluyendo centros dedicados a la historia
insular como la Cueva Pintada o la Casa de Colón, y museos
que rastrean la vida y obra de insignes grancanarios como el mismo Benito
Pérez Galdós, Antonio Padrón, Tomás Morales y los hermanos León
y Castillo. En los fondos aparecen nombres tan significativos del
decimonónico como Sorolla, Berruete o González Méndez.
También, hay que destacar los cuatrocientos dibujos para la edición de
lujo de los Episodios Nacionales, donde aparecen firmas de prestigio. (Google).
Finalizo con una sencilla y muy emotiva semblanza de Manuel
González, hecha por su amigo Maffiotte, desde sus deseos vehementes
de salir de su tierra en busca del triunfo así como algunos rasgos claves de su
personalidad, que dice: “… es el caso que mi amigo Méndez, artista de corazón
encerrado en las peladas rocas afortunadas, sin más protección que su trabajo y
su perseverancia, sentía la imperiosa necesidad de tomar aire fuera de los
patrios lares, donde los medios de estudio para un arte serio son nulos de todo
punto; y aterrado en esta idea con la tenacidad que le es característica,
trabajó sin descanso para allegar algunos recursos, con los que, atravesando el
Atlántico proceloso, vino a dar en este otro océano sin fondo y sin orilla que
es la capital de Francia.
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Mujer Campesina. MGM |
Aquí le aguardaba lo que él sabe y yo me callo, porque no sé
si le gustará decirlo, aunque lo que honra y enaltece no debe callarse: que
ejemplos tan dignos como el de Méndez mejor sirven de estímulo para los demás y
de hermosa lección, que los de aquéllos que llegaron con esfuerzos prestados.
Yo no veo una razón plausible para ocultar la horrible lucha, la tenacidad
incansable, el valor sereno de un hombre que, solo, sin apoyos, sin recursos,
sin más guía que la esperanza de alcanzar un fin noble y honroso, se sostiene
sin desmayar, un año tras otro, en batalla descomunal contra el adverso
destino.
Esa tenacidad era la nota distintiva del carácter de Méndez:
luchar hoy y mañana y no desmayar jamás. […] Si no temiera que se me tachaba de
parcial diría muchas cosas acerca de sus cualidades intelectuales y artísticas;
pero que me las puedo permitir, porque me tomaré también la libertad de decirle
sus defectos con idéntica franqueza.
Empezaré diciendo que, amigo de la belleza, la ha
buscado dondequiera que se encuentra. Yo no considero a un hombre como artista
completo si no ama todas las bellas artes, la pintura, la escultura, la música,
el baile y las bellas letras en general […]”. (G. Méndez. Manuel González Méndez, p 14. Biblioteca
de Artistas Canarios. Manuel Á. Alloza Moreno. Viceconsejería de Cultura y
Deportes-Gobierno de Canarias).
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