Me hallo enamorado de mi tierra y eso es algo que queda
patente en el cuidado y esmero con el que abordo cada una de mis publicaciones.
Me baso de mi propia experiencia y conocimiento infatigables en archivos,
lecturas u otros medios recibidos por transmisión verbal, sazonados con el
aliño de conocer a la perfección lo que quiero, con una especial sensibilidad,
para plasmarlo.
Resulta revelador comprobar que hace ya más de un siglo este
lugar constituía uno de los sitios de descanso y de ocio de muchachadas, que
encontraban diversas maneras de disfrutar jugando a la pelota, hecha con papel
y amarrada con hilo de bala o cuerda de esparto, un espacio privilegiado de
esparcimiento, además, de una fuente de inspiración para creadores y artistas.
Hoy en día, sigue conservando todo su atractivo, pero es probable que este
trabajo nos ayude a redescubrirlo con otros ojos.
Tiene el privilegio de contar con un pasado rico en
acontecimientos y con un aspecto remozado, animado, laborioso, cristiano,
señorial, agradable y generoso que ofrece la suprema manifestación de fe y de
arte con la belleza de su entorno, en una admirable armonía de color, fragancia
y amor. La lenta transformación se ha percibido en el cambio de su anatomía
urbana. Se destaca con rasgos distanciados de un pretérito no lejano de lo
sencillo y corriente. Sus viviendas son de una sola planta y de estilo canario.
Contó con un chorrito de agua o tanquito de abastecimiento
público y que de ahí le vendría el nombre. Abundan numerosas anécdotas, que a
muchos le dieron dolor de cabeza y algunos sustos con apariciones de fantasmas,
por las largas colas, que se formaban a su alrededor. La maquinación y astucia
de unos hacían que los otros se marcharan despavoridos y, así, dejaran libre la
realización del acarreo de agua para las labores hogareñas. En las horas
nocturnas, que eran las más concurridas, ocurrían hechos sorprendentes.
En su principio fue de tierra y con murallas de piedras de
contención. Recuerdo que mis padres tenían un horno artesanal, en él elaboraban
cualquier tipo de producto de masa con el consiguiente olor al pan de manteca
por las fiestas de Navidad. En ella nací y estuve viviendo hasta 1990,
aproximadamente.
En el periodo de 1970 a 1975, siendo alcalde de esta ciudad
capital Miguel Perdigón Benítez, perdió su fisonomía peculiar y se convirtió en
zona de aparcamientos de vehículos con inclinación con respecto a la rasante de
las calles colindantes de Tanquito, Álamos y Navarra. Más tarde, en la tercera
y última etapa en la alcaldía de Antonio Sanjuán Hernández, tomó la actual
configuración.
En la mente de pocas generaciones existe la mirada
retrospectiva de la visita de Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona de esta
isla, en una de las Bajadas, década de los años 80, y la de Fátima en 1990, la
Virgen Peregrina.
“Madre de Dios Uno y Trino, porque Trinidad es la luz de mi infancia, aún asomada tras las ventanas del Tanquito esperando tu llegada con los ojos humedecidos. No te hace falta algarabía ni compañía, ni tan siquiera tambores o poesías que alegren tu paso por esa plaza o por cualquiera del barrio, porque las abuelas y abuelos que te rezaron durante siglos siguen ahí tras las celosías ya cerradas, y ocultos para los insensibles ojos de quien no sabe o simplemente no quiere verlos”. (Pregón de las fiestas de Nuestra Señora de La Luz y San Telmo. 7 de septiembre de 2017. Domingo José Cabrera Benítez).
FUENTES CONSULTADAS:
- Pregón de las fiestas en honor a Nuestra
Señora de La Luz y San Telmo. 7 de septiembre de 2016. Domingo Cabrera Pérez.
- Otros documentos y
procedencias.
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