La prensa escrita, radio y televisión nos recuerdan
constantemente con los puntos sobre las íes que sepamos, sin poder echar una
mano para remediar la pobreza, que esta aumenta a pasos agigantados por todos
los rincones de nuestras ciudades del Nuevo y Viejo Mundo, más allá y más acá,
acarreándonos problemas de solidaridad y de otra índole, circunstancias
adversas y convencionales en países desarrollados, ricos en medios económicos,
materiales y sociales, y en otros menos agraciados con situaciones al límite de
las previsiones previstas para disminuirla y soñar en la esperanza de nuevas y
positivas perspectivas de vida y bienestar.
Es, más cada año, mayor el número de personas necesitadas de
un techo y de un plato de comida, de ropas y de enseres para mitigar el hambre,
el ropero e higiene necesario de forma cotidiana. Satisfacer sus necesidades es
una tarea de todos, individual y colectiva a través de asociaciones o entidades
con fines universales de caridad y humanos coherentes o altruistas con una
capacidad suprema de hacer el bien a los necesitados y más vulnerables.
Ahora, sin lugar a duda, es el momento por parte de los
ayuntamientos de actuar responsablemente en el ámbito de albergues municipales
con la tarea de habilitar más camas y asistencias de primera necesidad,
situación que se escapa de las competencias municipales como las asistencias
sanitarias, limpieza corporal, lavandería… Lamentablemente, no funcionan dichos
servicios como quisiéramos que así sean, aunque siempre tropezamos con
dificultades adversas, naturales, etc. como el frío en época invernal.
Son muchos los que duermen en las calles. Se registra un
incremento de las personas que denominamos ‘indigentes’, casi imposible de
contabilizar, sobre todo, en los primeros meses del año. El perfil medio de los
sin hogar atendidos en Centros Municipales de Acogidas (CMA) o por Cáritas
Diocesana y parroquial son hombres y mujeres de entre 35 a 65 años de edad.
Unas cifras que nos pueden horrorizar y a ponernos a pensar, que algo anda mal
por motivos desconocidos e incompresibles.
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Solicitan dichas personas, por todo lo alto, servicios de
alojamientos procedentes de otros municipios canarios, isleño, peninsular,
europeo y de otros países. Son muchísimas las cantidades de hermanos y hermanas
necesitados de tal menester de manera amplia y completa en toda la extensión
del concepto pobreza en las distintas áreas de manifestarlo públicamente y sin
escrúpulo. Son muchísimos los necesitados atendidos con cariño y eficacia en
los centros mencionados, según los datos recogidos, facilitados por las IMAS,
de enero a mayo, entre 2023 y 2024, con más hombres que mujeres.
Es esencial el conocimiento de la atención a las personas
sin hogar del Centro de Día de Santo Domingo y del Hogar Joel Álvarez, durante
el 2024, ubicados en santa Cruz de La Palma. Su Memoria Económica está
distribuida en tres apartados:
- colectas y donativos a iniciativas y necesidades no
parroquiales.
- balance de la Cáritas inter parroquial de El Salvador y
del Santo Cristo de Calcinas.
- y balance de las atenciones a la totalidad del contingente
humano, acogido con fines solidarios.
A pesar de todas las adversidades padecidas existe un leve
reflejo de haber disminuido con respecto a anteriores ocasiones, suscitadas en
un marco muy corto o insuficiente en coberturas coyunturales, destacando la
gran labor humanitaria a favor de los emigrantes llegados en pateras o lanchas
neumáticas, zodiac, a nuestras islas desde el cercano continente africano.
También, se pueden nombrar los miles y miles de refugiados alojados en distintos
sitios, lejos de sus propios hogares, que son amparados por la misión general
de la Cruz Rojas local e internacional.
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Situación que se escapa de cualquier competencia, a pesar de
que los ayuntamientos aplican inversiones a la atención social, se necesitan
ayudas de otras administraciones, al no poder dar respuestas a situaciones que
trascienden de lo municipal y que, además, van en aumento. Se atienden a muchas
personas que no son residentes. Hay un aumento de exclusión severa, a pesar de
no cumplir el perfil para recibir recursos humanos de servicio como sería los
pisos supervisados.
Ya existen titulares periodísticos como el siguiente ‘ya en
Canarias es un clamor el rechazo de los canarios ante el abandono que sufren las
islas’, afrontando en solitario el esfuerzo de acoger a los menores migrantes
no acompañados de origen norteafricano y subsahariano, que logran sobrevivir a
la llamada ‘ruta atlántica’, el drama migratorio. Basta ya de torcer la vista
al lado contrario y esconder la responsabilidad en problemas de tal magnitud,
que a unos y a otros nos incumben con prioridad meridiana, urgencia y seriedad,
mientras cientos de personas mueren o desaparecen frente a nuestras costas.
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