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domingo, 19 de octubre de 2025

FUERTE PERSONALIDAD DE TORERO


                              Entre fulgores y destellos por una pasión incontenible en el pecho de un palmero apasionado por el mundo de la tauromaquia. Fue un torero español nacido en las Islas Canarias. Despertó a la vida en la luz de un sueño en plena juventud, entre los albores insospechados del mundillo del toro, el capote, la espada y la arena del ruedo al toque de sones de las llamadas a faenar y con pentagramas transformados en acordes de pasodobles, compases al ritmo alegre y triunfal con traje de luces y con galantería formando el paseo hasta el centro de la plaza en donde la suerte y la habilidad del diestro conjugan verbos impersonales de una buena o mala tarde o de salir o no por la puerta grande con la montera en la mano, orejas y rabo o a hombros, quedando los fans embrujados, la farándula servida resaltando su figura.

                              José Mata García (1937-1971), nació el 23 de julio de 1937 en el municipio de la villa de Garafía, concretamente en el pago de Las Tricias, como punto de referencia en La Palma, al norte de la isla, situación privilegiada y zona alejada tanto de la capital isleña, Santa Cruz de La Palma, como de la ciudad de Los Llanos de Aridane.

                              En ese momento en que la agricultura padecía de una precaria economía y surgía los deseos de emigrar a otros países, prioritariamente, a América del Sur, emigró a Venezuela, siendo muy joven, en busca de su hermano Alejandro, residente en Caracas, trabajando en el bar que poseía en el barrio residencial de Quinta Crespo.


                              Allí encontró sus dos aficiones el cine y los toros. La primera ocupó en su corazón un lugar destacado que cultivó notablemente para convertirse en actor de numerosos filmes interesantes y extraordinarios para mostrar y demostrar su valía en el entramado de la cinematografía o del celuloide y, el segundo, no se sabe por qué. Algo le debía rondar en su cabeza a través de su primo Andrés García Mata, que cuenta una emotiva leyenda que se parece más a un cuento de hadas madrinas y no un comentario real, que durante sus juegos infantiles descubrió a su primo toreando frente a un toro imaginario, con un saco de guardar las papas en la añorada lonja o cuarto de aperos, convertido en un improvisado capote, árido campo de su sitio natal.

                              Simultaneando, en la capital venezolana, su trabajo con sus estudios de Arte dramático, presenció su primera corrida en 1955. Tras la lidia en él se generó una vocación irresistible, matriculándose en la escuela del torero Eleozar Sananes, con el apelativo de ‘Rubito’, según se dice en el diario Lanza en las páginas dedicadas a la muerte de José Mata. Su amigo el matador local, Tomás Parra, comenta que se presentó en los viernes taurinos de Caracas, a unas novilladas de la oportunidad de 1956, aunque su debut en la plaza Nuevo Circo de Caracas fuera al año siguiente, en 1957, en donde ganó el trofeo ‘Revelación’. En el país suramericano toreó hasta diez festivales antes de volver a España, en 1958, impulsado con ímpetu por su gran vocación de ser torero y tras sus estudios referenciados anteriormente actuó varias veces en la televisión venezolana.

                              Hay que tener una gran personalidad como la que tuvo para llegar a la península ibérica y acomodarse lidiando inmediatamente, sin antes sufrir adversidades y contratiempos, desenvolviéndose muy bien en los diversos círculos taurinos de un lado u otro del país y Francia. Se buscó un hueco en una sociedad llena de compromisos y competencias. Hizo su presentación en Arévalo (Ávila), el 8 de junio de 1959. Todo un espectáculo para el deleite del público asistente. Fantasías en el ruedo donde conoció al que sería su peón y persona de confianza suya, Ramón Encinas, quién en 1963, seguía en dicho espectáculo cómico taurino. Además, Mata García llegó a lidiar 30 novilladas sin picadores.


                              El 24 de julio de 1960 en la plaza de Orduña torea su primera corrida con picadores y el 5 de marzo de 1961 acompañó a Manuel Benítez Pérez, ‘El Cordobés’, nacido en Palma del Rio (Córdoba), que el 4 de mayo de 1936, hizo su presentación en la Monumental de Barcelona con toros de los hermanos Sánchez Cobaleda. Del Cordobés tomó la alternativa, en 1965, el maestro siempre dijo de José Mata que hubiera sido muy grande de haber tenido más tiempo para demostrar su valía.        

                              José Mata debutó en Madrid como novillero, el 5 de agosto de 1962, después de repetir dos veces en Las Ventas en una temporada exitosa, obteniendo grandes premios como cortes de rabos, orejas, vueltas al ruedo y brindis como a actores, por ejemplo, Charlton Heston, cuando las estrellas del cine iban a los toros. 

                              En 1964, entre Barcelona y Madrid, cosecha importantes triunfos y hasta una cornada en el muslo al entrar a matar en el último de la tarde, tras una faena valiente. Luego, con el riesgo de cometer un error toma la alternativa en Benidorm (Alicante), cortando dos orejas y saliendo a hombros, siendo merecedor del trofeo de la ‘oreja de oro’ y así, sucesivamente, unos tras otros.

                              Comienza la década de los 70 y la incertidumbre de los primeros años trazan una senda de tragedia y desolación en los ansiosos seguidores del joven ídolo y glorioso héroe, mientras continuaba adquiriendo experiencia, lo que se denomina veteranía en el toreo, el trágico lance resultó ser fatídico, mortal o de muerte predestinada en tal ocasión, funesta irreversible, que nunca pudo haber sucedido.

                              La revista alusiva, cuyo nombre así lo indica, al mundo de los toros ‘El Ruedo’ destaca en sus páginas, titulando ‘José Mata, hay que darle paso’ el comentario siguiente: ‘El torero canario, uno de los pocos diestros que permite a su esposa acudir a las corridas en donde actúa, se merece mejor trato del que hasta la fecha le dispensan las empresas y ganaderías. Tiene un valor fuera de lo común, unos deseos de abrirse paso en el planeta taurino, evidentes anhelos con mucha tranquilidad en la arena’.


                              El 18 de julio de 1971, toreará en la capital de España, por lo que la misma revista, anteriormente reseñada, se volcará con Mata García: ‘El valor, la decisión, las ganas de triunfo que parece tener el canario no explican muy bien que toree en tan pequeño número de festejos. Sería conveniente que los grandes empresarios se dejaran de confeccionar los carteles con sota, caballo y rey, que ya está bien de monotonía y dieran honestamente paso a toreros como José Mata y no precisamente y exclusivamente en alguna corrida suelta del verano madrileño…’. Además, la revista le dedicará una nueva entrevista en la que aprovecha para reivindicar su afición, su esperanza, su ilusión en el futuro y la fuerza que le da su mujer, José Mata está conquistando el favor de la incondicional y fiel afición, llegando el sublime éxtasis del despegue por el que tanto ha luchado.

                              Pasamos páginas y nos acercamos a la fecha fatídica del desgraciado accidente de la tarde de verano, transcurría el 25 de julio de 1971, se inauguraba la plaza de toros de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), en el que resultó gravemente herido por el célebre toro ‘Cascabel’ de la ganadería de Luis Frías Piqueras.  Fue trasladado a Madrid, habiendo durado el viaje tres horas, murió en el sanatorio de toreros, pasado dos días, por insuficiencia de material quirúrgico sanitario y atención médica eficiente, con solo 34 años de edad, porque había perdido mucha sangre. Se relacionó su muerte con la falta de materiales en la enfermería de la plaza y el modo en que fue trasladado para recibir los servicios especializados.

                              José Mata fue uno de los matadores favoritos de Madrid. Triunfó en muchas ocasiones con notable éxito en la arena de la Monumental de Las Ventas, según la revista El Ruedo, fue ejemplar tanto en su arte como en su coraje, dentro y fuera de las plazas. Era el matador canario más famoso.

                              Estaba casado con Marie France Goudard, de nacionalidad francesa, que le acompañaba de una manera activa, incluso sorteando a veces sus toros. Estuvo presente en la dichosa plaza del fatal desenlace, cuando se produjo la cogida.

                              Antes que Cascabel, un negro bragado de cuernos afilados, abrió plaza al inutilizarse una de las bestias, le rompiera la vena femoral, José Mata había escrito historias brillantes en una carrera poco conocida.

                              El torero malagueño, Francisco Ceballos, hace especial énfasis en la afirmación sobre el homólogo palmero: ‘Era un gran torero, sus paisanos deben de estar orgullosos. Era muy fino, de estar siempre en su sitio. En Madrid le admiraban. Personalmente me encantaba. Yo siempre le decía cómo eres canario y toreas con tanto arte. Es que tenía mucho arte. Hay una película que hizo junto al Cordobés en la que se ve algo. Era muy bueno, ya llevaba años en esto’.


                              El cuerpo del torero garafiano descansa en el cementerio de La Almudena (Madrid), ciudad en la que fue un maestro. Admirado por su inteligencia y por su mirada vivaz. Fue un torero ortodoxo clásico. Esta fue seguramente una de las causas que incidieron en que nunca llegara a ser una primera figura en el mundo taurino, aunque en la parte taurófila del sur de Francia con centro en Nimes, se le consideraba un verdadero artista del clasicismo.

                              José Mata ha muerto… José Mata ha muerto. Torero de una trayectoria ejemplar al que una tarde de julio la muerte le llegó… Ha muerto un buen torero, no son palabras de elogio y homenaje cuando ya nada tiene remedio, tiene una realidad triste y debidamente contrastada, y de un gran caballero. Descanse en paz el ejemplar torero.

                              Le siguieron muchas tardes gloriosas y una carrera llena de éxitos por toda España y Francia. El 2 de mayo de 1971, se presenta en las islas del archipiélago canario, su tierra natal, ante sus paisanos en la plaza de toros de Gran Canaria y, al día siguiente, en la de Santa Cruz de Tenerife, cortando una oreja a su primero y dos más rabo, al segundo.


                              En Las Tricias, en donde nació, sus vecinos le honran con una gran plaza a su nombre y con una placa de mármol blanco. Su familia guarda su memoria fijada en carteles, fotografías, vestidos, imágenes y recuerdos, en el domicilio familiar, hogar que perpetúa el calor y la añoranza que atesoró en su corazón alumbrado y proyectado a futuras hazañas, que se transformaron en logros, sin antes pasar por dificultades y desavenencias como avatares de la vida y, además, en Santo Domingo se denomina por plaza de José Mata al principal espacio del pueblo, al lado del templo de Nuestra Señora de La Luz.

                              Santa Cruz de La Palma, ciudad capital de La Palma, quiso sumarse a la lista de méritos concedidos a nuestro paisano, el torero palmero bregador en el Parnaso del arte de la tauromaquia, Olimpo de los dioses y paraíso de ninfas de entre la congregación de plácidos nenúfares o de flores de lotos en medio de una céntrica plaza con su nombre, precedida de un busto del mismo.

                              La efímera Peña Taurina femenina de Santa Cruz de Tenerife, fundada en 1972, tomó el nombre de José Mata, para que así mantener el recuerdo del fallecido torero.

                              Honores para quien perdió la vida con valentía en tierra castellana, en una soleada tarde de verano, cuando el sol lucía su mayor y mejor esplendor, con un suspiro de muerte al dar una estocada cayó en la arena del ruedo en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), que le erigió en una plaza un busto y una placa conmemorativa a perpetuidad y en la otra localidad de Nava de La Asunción (Segovia), en donde fue muy admirado, le concedieron el título de Hijo Adoptivo y dio el nombre a una plaza del municipio en el marco urbano.


                              Para finalizar la biografía de José Mata García, que murió en la flor de su juventud, no vivió lo suficiente para culminar sus aspiraciones. Ahora, ponemos fin con la filmografía, su otra afición, en cuanto como actor de reparto en muchas intervenciones:

                              ‘La decente’ (1971), de José Luis Sáenz de Heredia, en el papel de compañero de Fermín; ‘El hombre que se quiso matar’ (1970), de Rafael Gil, en el papel de jugador de billar; ‘Don erre que erre’ (1970), de José Luis Sáenz de Heredia, en el papel de conductor de la furgoneta; ‘Sangre en el ruedo’ (1969), de Rafael Gil; ‘Chantaje a un torero’ (1963), de Rafael Gil, como Calero y otros títulos ‘Tarde de toros’ y ‘El marinero con los puños de oro’, entre otros.

                              Durante el siglo XXI, del que hemos recorrido su primer cuarto, surgen nuevos toreros que se suman a los ya consolidados en años anteriores, presentando gran diversidad en estilos y trayectoria profesional. Es digno de hablar de manera rotunda y magnífica cuando se siente como algo esencial, mío y tuyo de pie a cabeza. La figura del torero, al igual que otros aspectos de la tauromaquia que han sido de inspiración para artistas de diferentes géneros artísticos universales, destacando, sobre todo, pictóricos a los que siguen obras literarias y escultóricas. Por último, se incorporan la fotografía, el cine, el video con lo que el torero contó como protagonista de las corridas de toros, abarcando prácticamente todas las disciplinas artísticas de diferentes países. Punto y final, para dejar grabado en la mente histórica una página en memoria de José Mata.

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