 |
Talla flamenca |
El barrio
capitalino de la Canela cuida su patrimonio y tradiciones y mantiene viva la
llama de la devoción a San Sebastián, protector contra la peste, al que se
encomendaban los viajeros antes de entrar a la ciudad, que desde tiempo
inmemorial se conoce así, según los testimonios recopilados. Por una parte, se
debe al carácter jovial de los vecinos y, por otra, al status social. Lo
primero, haciendo alusión a un posible dicho: “eres saleroso como la flor de la
canela”, por la alegría despertada en las tertulias de los distintos
establecimientos gremiales y, lo segundo, por ser de clase media acomodada de
cierto abolengo en el arte de la cultura artesanal.