Un gran regalo
para abrir fronteras y reconocer los valores sin discriminación de sexo. La
igualdad de la mujer con el hombre, el ímpetu por su participación en la
sociedad y en su desarrollo íntegro como persona es un reto a nivel mundial sin
discusión alguna. Su celebración el 8 de marzo constituye un punto de partida
para alcanzar el total consentimiento a la no violencia y marginación.
La primera
convocatoria tuvo lugar en 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza
extendiéndose su conmemoración a numerosos países. En 1977 la Asamblea General
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó tal fecha, antes
indicada, como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz.
Tracemos una línea
actual de acción al avance progresivo en el ámbito social y cultural para
mejorar, no sólo a nivel cuantitativo, sino en la cualificación laboral y
económica. La libertad y la explotación, aún, es una herida sin cicatrizar sin
que nadie arriesgue nada: “SI a la libertad” y “NO a la explotación”. Forman
las piezas de un puzzle destinado a la esclavitud del siglo XXI.
La efeméride no
hunda sus raíces en los hechos acaecidos con trágico final, sino que las
miradas se dirijan a acceder a la educación, capacitación, ciencia y
tecnología, que es el camino hacia el trabajo decente.
“Los derechos
humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e
indivisible de los derechos humanos universales. La plena participación, en
condiciones de igualdad, de la mujer en la vida política, civil, económica,
social y cultural en los planos nacional, regional e internacional y la erradicación
de todas las formas de discriminación basadas en el sexo son objetivos
prioritarios de la comunidad internacional”. (Declaración y Programa de Acción
de Viena, parte I, párrafo 18).
Juana Candelaria Manso Piñero (1920), conocida
familiarmente como Lala, fue
nombrada “Mujer Destacada” del
municipio de Santa Cruz de La Palma en el marco de un entrañable acto celebrado
en el Teatro Circo de Marte. Se le homenajeó cuando se cumplen 25 años de la
puesta en funcionamiento del servicio de ayuda a domicilio. Varias décadas de
trabajo fueron hechas por ella al frente de una de las tareas más antiguas de
cuantas se coordinan con ese servicio público.
Su vida ha estado
dedicada a la atención a los demás. Su vocación religiosa, Hija de la Caridad
de San Vicente Paúl, le llevó a ejercer labores educativas y de asistencia al
cuidado de mayores y enfermos.
Esta vez no nos
podemos olvidar de la lucha por conseguir mejor meta y propagar los más grandes
logros por un bienestar igualitario, basado en el respeto y la convivencia.
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