Mirad todos a ese marco
de
paredes centenarias
en
donde se halla la Señora
con
su manto verde esperanza.
María de La Luz bendita
resplandor
de los creyentes
y
de la noche azucena
para
gloria de su nombre.
Madre de Dios y madre nuestra
con
miradas candorosas,
protégenos
con tu sombra
y
ampáranos en la muerte.
El barrio se viste de gala
con
acordes musicales
y
amalgama de colores,
que
en sus rincones regala.
En el baldaquino dorado,
del
risco hasta el Galión,
a
hombros de cargadores
y
en septembrina ocasión
navega
como San Telmo,
casto
y santo varón,
en
este florido páramo
con
fervorosa oración.
Pétrea atalaya frente a la mar
con
la ermita como enseña,
que
guarda en sus entrañas
el
silencio de un histórico soñar.
El cielo se cubre de luces
con
saludos pirotécnicos
para
rendir pleitesía
a
la Reina y al Patrón.
Las campanas que se oyen
en
un ocho de septiembre,
se
convierten en saludos
entre
rezos, cantos y flores.
Pregonan con algarabía
como
brisas marineras
la
tradición y memoria
de
la Fiesta de San Telmo.
Aromas a incienso y súplicas,
orígenes
de fe y vida,
y
amor a la Divinidad
que
en los brazos nos sonríe.
Todos juntos proclamamos
con
devoción y alegría:
¡Viva
la Virgen de La Luz!
y ¡viva San Telmo, nuestro Guía!
y ¡viva San Telmo, nuestro Guía!
Recitado ante la Virgen de La Luz y de San Telmo. Sábado, 8-septiembre-2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario