La fascinación por la luz del artista, natural de Los Llanos
de Aridane, Tomaso Hernández (1967), merece un elogio especial por la recreación
maravillosa del risco de la Concepción.
Contemplando la fachada sur de la ciudad, todo el conjunto
constituye un marco para una idea en el seno de un sueño y un objetivo de hacer
partícipes de los beneficios del arte y de la durabilidad de la apuesta
estética. A su vez, una manifestación de generosidad, disponibilidad y apoyo.
Debiera estar en esa lista de proyectos importantes que
venciera la clásica indiferencia hacia lo que aquí nace y es disfrutado por
todos. Lo que empieza como una gran iniciativa se convierta en una realidad
permanente concebido como un regalo.
Se nos presenta como un modelo de lo que somos capaces de
hacer en contacto con el resto del mundo en beneficio de nuestro espacio
público doméstico. En medio de la noche nos sorprenderá la iluminación de un
conjunto de oquedades en la montaña, despertando una expectante sensación y,
así, se estará dando valor a un lugar insólito e inadvertido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario