El bagaje de hombres y mujeres conscientes del mimo y
conservación de un patrimonio religioso heredado de nuestros antepasados,
porque ellos hacen importante lo que ya es de por sí, para que siga existiendo el
pasado grabado en tinta y que haya hermosos templos en el que ese material se
mantenga a buen recaudo y custodia.
El ser palmero fue uno de los motivos que me enseñó a querer
mi Semana Santa y a interesarme por el ayer y el de nuestra gente. Son muchos los
nombres que desfilan por mi memoria como artífices de proyectar unos valores
penitenciales, secuenciales y devocionales de la Pasión de Jesucristo narrados
por los cuatro evangelistas.
Mi atención se fundamenta en la cronología de los hechos, que
en otro lugar no ocurre con tanto rigor histórico, transcurriendo por las
legendarias calles empedradas y angostas es quimérico y épico a sabor de leyenda con reminiscencia de
fantasía.
La tarde se transforma en santuario de la noche para albergar
el dolor e indómita fe cuando el alma se hace más vulnerable a vivir la agonía
de un Maestro entregado al suplicio por la traición de uno de sus discípulos.
Antagónicas son las miradas de unos ante los signos del
Misterio Pascual y, sin embargo, para los demás forma parte de la idiosincrasia
de un pueblo. No vayamos a retornar a la indiferencia ideológica de otros
tiempos, arraigado desde sus orígenes con la necesidad de mostrarlo de manera
universal.
Caracterizada por contar con un calendario, que es una
manifestación viva, marcando un principio y un final con un orden estricto de
gran personalidad, atractivo y de abundante imaginación, constituye uno de los
exponentes más acorde de esta realidad y establece una perfecta sincronía entre
la celebración y la ciudad, especialmente la excelente escultura.
No están exentos de nuestro conocimiento los elementos definitivos,
que la convierten en una de las más interesantes de Canarias por su disposición
procesional de los pasos por lo que ha sido denominada “Fiesta de interés turístico
regional”.
Su originalidad es un ejemplo a copiar como prueba de que no
se halla anclada a siglos anteriores, sino que es una constante renovación en
el contenido artístico y musical.
El conjunto de estos aspectos ha hecho conferir algo único,
estableciendo un vínculo y creando las bases de un contexto dentro de lo
diferencial en las islas. Resumiendo y habiendo dado mi opinión sobre ella en
Santa Cruz de La Palma, finalizo expresando con merecimiento el compendio de
creencia, arte y sentimiento cuando se alzan las andas sobre los hombros de los
cargadores-cofrades, también, se eleva la esperanza de seguir y los cirios
brillan, zigzagueando su luz, señalando el camino e invitando a la meditación
del patético drama.
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