Gabriel Duque Acosta (1930-1987), no tardó mucho tiempo en
darse a conocer entre sus vecinos y conciudadanos con el sobrenombre del
‘médico de los pobres’ ya que siempre ejerció la gratuidad como lema o
consigna, como quieras llamarlo, hacía un bien cristiano como el buen
samaritano del Santo Evangelio. Su virtud, elogioso don, se extendió por todas
partes de la ciudad, incluso fuera de la frontera insular. Amable con todos los
pacientes, no tenía horario prioritario de consulta, sino bien se encontraba
atendiendo en su consulta privada como visitando a domicilio a aquellos que lo
hubiere solicitado.
Anteriormente, este título le fue dado en el siglo XIX y
primera década del XX a Francisco Abreu García (1861-1912), también,
merecidamente por sus semejantes cualidades humanas y altruistas, cuando el
biografiado presente lo lleva asignado desde la última centuria.
A continuación, hablamos de su etapa política al servicio de
los palmeros capitalinos y de otros residentes, afincados en cualquier parte
del dominio urbano, siendo consejero del Excmo. Cabildo Insular de La Palma y,
en el periodo de 1964 a 1970, alcalde de la Muy Noble y Leal Ciudad de Santa
Cruz de La Palma, capital, de la Isla de San Miguel de La Palma.
Falleció sin dejar descendencia en la misma ciudad que
nació, el 19 de abril de 1987, a los 56 años de edad. Lo más relevante en esa
jornada, que se exponía el velatorio en su vivienda familiar, se presentó para
homenajearlo .la Corporación en pleno y al frente su alcalde presidente,
Antonio Sanjuán Hernández (1930), del Ayuntamiento capitalino.
La Procesión del Señor de la Columna y Nuestra Señora de la
Esperanza sale por primera vez en 1956, el 27 de marzo, desde la iglesia de
Santo Domingo de Guzmán, exconvento dominico de San Miguel de las Victorias, y
su primer horario fue el de las seis y media (18,30 horas), de la tarde,
trasladado a las diez de la noche (22 horas), a partir de 1968. En la
actualidad se ha vuelto a cambiar para las nueve (21 horas), de la noche.
Ambas imágenes se deben al escultor Andrés Falcón San José,
de la centuria del XX, decoradas por Manuel Arriaga Berca, y fueron encargadas
en los talleres madrileños de Manuel Caderot. La figura del Divino Cautivo en
escorzo aparece ligeramente forzada sobre la columna, destacándose en esta
escultura el buen acabado de sus pies y manos. Le acompaña la Virgen de la
Esperanza, obra de estilo sevillano, denominada cariñosamente por la ‘Señora de
San Telmo’, que luce traje de raso blanco bordado en oro, con precioso manto de
terciopelo de seda verde, cuya presencia en nuestra Semana Santa se debe a la
generosa iniciativa de Dionisio Duque Fernández, padre del biografiado, Duque
Acosta. Durante mucho tiempo estuvieron custodiadas celosamente en su domicilio
familiar hasta que, fueron cedidas en propiedad del templo dominico, poseyendo
ambas efigies sus respectivos retablos de una hornacina central. La del Cristo
era ocupada por la homóloga de Santo Tomás de Aquino, capilla de los
Vandewalles, herederos de Domingo Van de Walle, el ‘Viejo’, y la Virgen ocupa
otro de reciente factura, diseñado por el imaginero, escultor y restaurador
Domingo José Cabrera Benítez (DOMINGO CABRERA), ubicado en un lateral del
crucero izquierdo en dónde se halla la talla del Fundador de la Orden de
Predicadores.
Ambos pasos salen acompañados por la Cofradía de Nuestra
Señora de la Esperanza, creada en 1992, cuya vestimenta es de color verde
esperanza con una toca blanca.
El recorrido de siempre era: plaza de Santo Domingo, San Telmo, Pintado, Virgen de La Luz, Blas Simón, O´Daly, Pérez de Brito, Garachico, Pérez Volcán, Vandewalle, San Sebastián y Virgen de La Luz hasta concluir. Hoy, se acorta la distancia, a subir por la avenida El Puente.
A instancia de la Corporación de la que fue su máximo regidor y para perpetuar su memoria, después de su óbito, se llamó al colegio de El Puente como ‘CEIP Gabriel Duque Acosta’.
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