Es fatal pensar en mi desventura
como caballero andante sin escudero,
brotó, como del interior de una llama
brota otra llama,
de un corazón malherido
sale sangre de una herida,
si fuera herencia tuya y no mi vida.
Igual que un
golpear de barcas en la dura
orilla de la mar, retumbando un antiguo dolor
sino siento tu mano cerrada sobre mí.
El peso de lo abandonado y no recuperado,
la oscuridad de un horizonte inacabado,
se defiende del miedo y del recuerdo,
aurora boreal sin respuesta.
Luchar en el
silencio, insoportable,
vivir así, durante siglos, es odisea
la voz de la conciencia que me atormenta,
en un infinito sin frontera,
contenido llanto, desamor, desesperanza, olvido,
mientras se alzaba lloraba tu dolor más
que mi miedo y el largo vacío retumbaba
en el umbral de la palabra recibida.
Senda con un solo
sentido consentido
sin dolor y sin pena
con música de la fuente,
gota a gota, meciendo los acordes
melancólicos y perdidos.
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