Los tiempos han cambiado en pro o en contra de la ciudadanía, máxime cuando hablamos de Canarias. Los servicios públicos tienen que adaptarse a las necesidades actuales. Se convierte en una oferta para el canario en su propia isla. La universidad debe por derecho acercarse a la población juvenil, no esta a ella. Lo contrario sería un laberinto de lamentaciones y perjuicios a su supervivencia. La creación de la Escuela Universitaria de Enfermería en La Palma supone un logro y un alivio para la economía familiar y un porvenir prometedor para un sector primario en el mundo socio-sanitario insular y, no obstante, para unas instalaciones que por desuso se deterioraban, augurándosele un futuro incierto.
La administración ha dado un paso firme, pisando fuerte en la educación, en cuanto nos referimos a la Universidad de La Laguna adaptados a los aires de renovación y captación de alumnos. Con ello se cubren las carencias con éxito y con progreso. Las mentes deben de estar abiertas a la renovación e implantación de nuevos recursos. Sólo, pedimos que los políticos, sin importar las siglas de partidos o coaliciones, sean innovadores y honradamente, sin intereses partidistas, implanten su buen criterio democrático a favor de la unidad de la Comunidad y no, sin demagogia, fomentar el pleito insular que no nos conduce a ninguna parte.
Ha sido una adquisición única y deseada por cientos de estudiantes para obtener un horizonte abierto a la frontera del sector laboral. Los palmeros estamos de enhorabuena por el hito histórico conseguido, engrosando la lista de proyectos. Algunos están sin realizar por motivos burocráticos.
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