Cuando se lucha
por algo, casi siempre, se consigue el resultado apetecido. Esta vez coincide con
todo merecimiento en la persona de Germán González. El dar su nombre al museo de La Educación “Raya” no es circunstancial ni, tampoco, inmerecido. Hay
quienes no están conformes con la nostalgia de una escuela arcaica, sugerente a
un hecho histórico. Rescatar lo que está guardado en la retina y en la memoria
es fundamental para construir un presente agradecido a una época anterior y de
sentar la base a un futuro transmisor de un bagaje amplio y complementario.
La pasión
investigadora del aludido anteriormente no nos sorprende, quienes le conocimos,
por lo que nos permite revivir una parte esencial de la ciudadanía y de la
Isla. Siempre entendió que el alma de los pueblos, y el nuestro no es una
excepción, está en su historia. La especial sensibilidad mostrada a la hora de
exponer las claves del ayer de conseguir el efecto deseado, que no es otro sino
el complacernos en el análisis de datos y noticias, dibujos y fotografías,
enseres y… con los que revela situaciones anecdóticas.
Mis palabras
plasmen el agradecimiento a la Corporación Municipal de Santa Cruz de La Palma
por el reconocimiento unánime a quien supo escuchar y sacar a la luz de la
realidad unos vestigios pretéritos del ámbito local e isleño, las voces
pletóricas de su increíble pasado, que son un reflejo de la vitalidad de los
palmeros y de la sociedad de entonces.
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