Es un binomio en
el que sus términos se pueden invertir como se quiera, porque es lo mismo
Felipe Vargas de Paz (1934-1995) y el folclore, o viceversa. Forman un conjunto
inseparable en el mundo musical de La Palma con proyección universal. Desde
siempre su voz fue escuchada más allá de nuestra frontera atlántica con un
alarde de maestría y de buen gusto por lo genuino y tradicional, propio de la
cuna familiar y palmera.
El pasado día 20 de mayo se ofreció en la
plaza de San Francisco de Santa Cruz de La Palma un homenaje a su persona. Todo
fue un éxito de luz y sonido, combinándose el color con el calor del público
asistente, en una noche mágica serena en la fresca brisa marina, que se quiso
sumar con la calidez del níveo candor de la sencillez y presencia con aroma de
viejos recuerdos muy bien guardados en la memoria de quienes compartieron su
actividad artística y que, a lo largo y ancho del tiempo, han sabido transmitir
a jóvenes generaciones amantes del canto regional.
Con el acento
preciso transportado a las cuerdas de una guitarra, bandurria, laúd, timple…
difundió el alma y belleza de las Hespérides cubiertas de azul y verde, furia y
rojo, amor y paz… Todo un compendio de armonía en un solar patrio, aunque
pequeño físicamente, pero lo es grande en el corazón.
Desde la ilusión
de un profano en el arte sublime del jardín mitológico del Olimpo, felicito la
iniciativa del evento, despertándome la amistad y la tertulia compartida con
algunos de los más allegados.
América y Europa,
entre otras partes del mundo, se enlazan para tributar la visita de alguien que
supo imprimir lo grato y único en el colectivo histórico del acervo local y
general de un pueblo. La Isla ocupa un destacado espacio en el archipiélago por
sus peculiaridades. La sencillez, contemplación y vasta vena de coplas
impregnan y conducen a emplear variadas y sutiles maneras de expresión, causa
de la paciencia y el apego al terruño.
Excelente cantador
de Benahoare, que como solista interpreta con peculiar estilo distintos
esquemas. Artífice de romerías y paréntesis para hallar y enaltecer valores,
defendiendo las señas de identidad. Hay que ser cosmopolita y tomar parte en el
elenco ciudadano, sin renunciar a la originalidad de isleño y acrisolador de
culturas.
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