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domingo, 15 de febrero de 2015

AÑO DE BAJADA

                              Año de reencuentros con familiares y amigos ausentes por diversas circunstancias. Lugares distantes en el espacio se dan un abrazo de fraternidad. Las campanas de gloria suenan al compás de la bienvenida con olor de pólvora y diálogo, entusiasmo y algarabía, tertulia y esperanza… Vibran los corazones a favor del tiempo transcurrido de una a otra Bajada. La ciudad se engalana y se abre de par en par para acoger el peregrinaje de quienes se unen en la fe de María de Las Nieves y transforma la historia en vivencias coloquiales en la LXVIII edición.
                              El compromiso con sus propios valores culturales desde hace siglos contribuyen a la grandeza del acontecimiento mariano. Asume las bondades de una imposición de la que nunca dejaremos de sentirnos orgullosos con el mismo fervor popular.
                              La sola presencia de la venerada imagen de la santa Patrona sirva para conjurar toda clase de temores colectivos, fundiendo las intenciones de los palmeros con una reafirmación del conjunto de la sociedad ante los retos de los años. Hoy como ayer, la trascendencia de la advocación de la Madre de Dios cristalice en una compleja serie de manifestaciones religiosas y civiles, que en gran medida definen a La Palma.
                              El proceso de las tradiciones desarrollado explica y nutre cada Lustro, un paréntesis de tanta relevancia, acogedor y creativo, emprendedor y laborioso, liberal y responsable… de sus más genuinos signos de identidad, que se debe mantener y renovar con el sentido de la modernidad como legado de nuestros antepasados.
                              La sonrisa cómplice y reconfortante de la Morenita, que baja desde el Real Santuario del Monte a la Parroquia Matriz de El Salvador, nos fortalezca en el amor. Lo anterior es la mejor muestra actual de una plegaria hecha esencia o viceversa, acercándonos a Jesucristo en brazos de Ella con su ejemplo e intercesión, enseñándonos a vivir dócil la Palabra divina.

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