Es un problema muy serio y difícil de erradicar. Es un
vandalismo incontrolable socialmente cuando pretendemos vivir en paz en un
recién estrenado milenio. Lamentablemente somos protagonistas de acciones nada
agradables, hechas por muchos. Las contradicciones se suceden sin razones
evidentes, que por unanimidad son rechazadas en un frente común, consiguiendo
unos resultados insultantes.
Quisiéramos saber a ciencia cierta cuál es el significado de
tales manifestaciones callejeras para un ciudadano de a pie, que diariamente
circula por las distintas calles de cualquier ciudad del mundo, con o sin
prisas, con destino a sus puestos de trabajo. Dichas escenas son, siempre,
sorprendentes y vergonzosas. Todos no
pensamos igual, no quiera Dios tal atropello, que el ángel de la guarda nos
guarde de tales menesteres, y no toleramos esas impertinencias sutiles y vanas
de otros. Respetemos a los demás, aunque no compartamos.
Escultura a Franco. S/C de Tenerife |
Vivimos en una época de cambios mediáticos y poca diáfana a
los tiempos que corren, movidos por intereses dominados por la violencia y
disconformidad en lo esencial del marco de convivencia a niveles
internacionales.
Lo presente sea indicio de desarrollo argumental para no
frenar injustamente el diálogo. De manera absurda no vamos a ninguna parte y
menos en democracia, libertad y convivencia compartida.
La Historia con mayúscula no se escribe con odios, ya que
dignifica a un pueblo por ser parte de su gente. La conciencia nos juzgará con
severa sentencia, siendo instrumento para indicarnos el merecimiento.
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