Descubrir los bellos suelos con baldosas o losetas hidráulicas
alicatadas con esmero y precisión es un arte de gran calado y prestigio, siendo
un deleite para los sentidos y conocimiento del pasado de los isleños y al buen
gusto en el mundillo estilístico de la decoración de viviendas. Tanto en el
interior o exterior nos puede enamorar su presencia por el conjunto en sí y
porque se conjuga un compendio de historia, piezas únicas y multicolor.
Su fabricación es transmitida de una generación a otra, o
sea, de padres a hijos. Están hechas de barro o adobe, no cocidos, como en el
caso de las homólogas de cerámica. Confeccionadas a base de cemento comprimido
con prensas a mucha presión, que le confiere una gran resistencia y solidez.
Constituyen el deseo de los amantes del diseño, verdaderas
maravillas de lo artesanal. Hay quien conserva las originales de las
construcciones, que surgieron a finales del XIX. Las primeras referencias son
de 1857 en el sur de Francia, que se hicieron con moldes metálicos, conocidos
por trepas.
Es un material producido y utilizado tradicionalmente en
zonas urbanas del mediterráneo como nos hemos referido en el párrafo anterior
y, además, en la Península Ibérica, Italia y antiguas colonias europeas del
norte de África y Latinoamérica. Se elaboran manualmente, una por una, con la
misma técnica artesana introducida por los árabes hace más de 10 siglos,
mejorada en la centuria decimonónica.
En sus inicios este tipo de pavimento sustituía a la piedra
natural de constitución basáltica, generalizada por su abundancia, según el
origen volcánico de las islas. Normalmente poseen una medida de 20x20 cm. Hasta
los años 70 estuvieron muy de moda, hasta que pasaron desde ese entonces a un
segundo plano. Nuevas referencias nos indican su actual posicionamiento como
una de las opciones más interesantes. Se proyectan figuras, básicamente
geométricas, arabescos, clásicos, rústicos, florales o vegetales,
caracterizados por su gran variedad de dibujos
y colores (pigmentos), que deben de estar meticulosamente colocadas en la zona
central a ser enmarcadas con grecas o
cenefas.
El acabado que tiene cada una de las piezas es bastante
poroso, por lo que necesita protegerse con una capa de imprimación impermeable,
haciendo que sea resistente, antideslizante y muy fácil de mantener. El espesor
y profundidad del diseño permite pulirlo sin temor a perder las formas,
recuperando el brillo.
En la Villa y Puerto de Tazacorte (La Palma), desde mediado
de los 90, existe una fábrica con capacidad de producción y garantía de
abastecer un mercado exigente en calidad y suficiente cantidad solicitada. Con
una vieja maquinaria rescatada del olvido ha nacido la aventura de una nueva
proyección de futuro. El proceso de elaboración parte en la colocación de las
capas de diversos elementos componentes del mosaico, que en unos segundos se
prensa y tras 24 horas sumergido se seca al aire. Es una labor tensa y
laboriosa, que necesita paciencia y un
gran aprendizaje. Desde su creación hasta su acabado se siguen 9 pasos
constructivos, dignos de reseñarlos, para que lo sepan, si alguna vez visitan
uno de estos establecimientos. En Fuencaliente, municipio palmero, según las
indicaciones indagadas existe un punto de venta de dicho producto.
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