La mujer trabajadora como elemento principal de este Día
internacional, 8 de marzo, fue debido a una decisión firme de la ONU de
institucionalizarlo en 1975. Fuera, o no, un logro, no lo sé, se apunta por su participación
en alcanzar el mismo nivel con el hombre en la sociedad y en su desarrollo
íntegro como persona.
No estamos hablando de movimientos feministas, ni de ninguna
movilización, que no sea la dignificación de la misma en el amplio marco, a
veces estrecho de la palabra. Tomar conciencia y de manera colectiva es
esencial para conseguir la libertad, igualdad, justicia, paz, fraternidad y
desarrollo.
Es una fecha que se celebra en muchos países del mundo.
Cuando realmente de todos los continentes se hallan separadas, por fronteras
nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y
políticas, se unen para propagar su jornada y, así, contemplar una tradición de
no menos de noventa años de lucha con meritorio esfuerzo.
“Es un buen momento para reflexionar acerca de los avances
logrados, pedir más cambios y contentarnos con la valentía y la determinación
de mujeres de a pie que ha tenido un papel clave en la historia de sus países y
comunidades.
El tema de 2018 es: Las
mujeres en un mundo laboral en transformación, hacia un planeta 50.50 en 2030.
El mundo laboral está en cambio, con implicaciones significativas para ellas.
Por un lado, la globalización y la revolución digital y tecnológica crean
nuevas oportunidades, al tiempo que la creciente informalidad en el trabajo, la
inestabilidad en las fuentes de ingreso, nuevas políticas fiscales y
comerciales y el impacto ambiental ejercen un papel decisivo en el
empoderamiento económico de las mujeres” (Organización de las
Naciones Unidas).
¿Por qué ese día? El origen está en 1857 cuando un grupo de
operarias textiles decidió salir a las calles de Nueva York a concienciar por
sus derechos laborales y míseras condiciones en las que trabajaban. Con un
objetivo, que hoy sigue vigente, nos viene a la memoria cada vez que se acerca
esta efeméride para visibilizar la desigualdad y honrar el reconocimiento de
aquellas otras.
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