Fachada principal de La Cosmológica. Calle Vandewalle |
Es posible que al mirar algo no conozcamos su pasado, no
veamos el detalle, no hayamos elegido la mejor perspectiva. Con esto hemos
querido ayudar a comprender mejor, según nuestro propósito de conocer la
Historia para entender con profundidad lo necesario de hacer una mirada a la
señera Real Sociedad la Cosmológica de Santa Cruz de La Palma.
Sin más demora, en la antigua alhóndiga, pósito o casa
panera, adquirida para tal fin por el Concejo en 1646, una vez cumplida su
misión, se instaló y acrecentó a la sombra de un círculo de intelectuales,
inquietos por la cultura y el bienestar de las ciencias y letras.
Escudo. Detalle |
Sabido es que aún hoy tiene en dicho sitio la sede, entre las
calles Van de Walle y San Sebastián, llevando el honorífico título de Real,
otorgado por el exregente Juan Carlos I en medio de la celebración de la Bajada
de la Virgen Nuestra Señora de Las Nieves de 2010, Patrona de La Palma, para
aumentar su propio prestigio. Fue fundada en 1881 con el objetivo de propagar
el saber de la naturaleza en todas sus facetas. Varios fueron los directores y
la selecta minoría, amante de la cultura, que había propiciado la existencia de
esta y su desarrollo, interesada en suplir las carencias en puntos concretos,
que los organismos públicos no habían cubierto, suscitando la creación de una
biblioteca privada, constituida en 1909, situada en la planta baja.
Biblioteca Cervantes |
La Biblioteca Cervantes fundada con ocasión del Centenario de
la publicación de El Quijote, cuyo autor Miguel de Cervantes Saavedra
(1547-1616), Príncipe de las Letras e Ingenio de la Literatura Universal, Siglo
de Oro español, le dio su nombre. Supera, según cálculos aproximados, los
veinticinco mil volúmenes y presta un eficaz servicio de lectura, siendo puesto
el de archivo y hemeroteca en Baltasar Martín. Para disponer de un suficiente
contingente de libros y documentos, que constituyen un valioso y rico
potencial, los afiliados los donaban desinteresadamente, teniendo en cuenta los
del Marqués de Guisla y Ghiselín y aquellos otros procedentes de los conventos
desamortizados por la Ley de Mendizábal de 1836, Juan de Dios Álvarez
Mendizábal (1790-1853), que estuviese a disposición de la ciudadanía.
Es centenaria y más relevante en los anales científicos palmeros.
En su seno se reunieron médicos, botánicos, humanistas e investigadores.
Además, de su primitiva colección de ejemplares museísticos expuestos en la
parte alta del inmueble, que se accede por una amplia y central escalera, y de
sus primeros intentos de acoplar el patrimonio arqueológico del mundo
benahoarita, ha rescatado escudos y monedas antiguas.
Gloria a Las Letras |
La apertura oficial del Museo tuvo lugar el 23 de enero de
1887, habiendo estado su ubicación en la calle La Cuna, nº 14, actualmente Díaz
Pimienta, en unos locales cedidos por la homónima Económica de Amigos del País.
Al acto inaugural asistieron, aparte de la directiva y socios de la misma, los
personajes más representativos de la sociedad local de aquel entonces,
destacando entre ellos, por su trascendencia posterior, las figuras de Juan
Bautista Lorenzo Rodríguez (1841-1908), Antonio Rodríguez López (1836-1901) y
Elías Santos Abreu (1856-1937). Desde la década de los años 70, el contenido
del mismo, fue cedido al Cabildo para ser expuesto, durante un tiempo
indefinido, en la casa habitación del Real Castillo de Santa Catalina hasta que
en 1983, definitivamente, se encuentra en un ala lateral, segunda planta, del
Patio de los Naranjos, perteneciente al cenobio franciscano de la Inmaculada
Concepción, Museo Insular.
Fondos del Museo natural |
Los primeros fondos con que contó el ente procedía de
aportaciones de los componentes, por una parte, desde Costa Rica lo hizo
Valeriano Fernández Ferraz (1831-1925) y de la isla fueron las contribuciones
resultantes del creciente interés por las excavaciones de cuevas aborígenes,
así como de las compras o adquisiciones.
Por último, señalamos las muchas dificultades sucedidas al
transcurrir el tiempo, por la ausencia de corrientes innovadoras y la Guerra
Civil Española (1936/39) y sus consecuencias subsiguientes como cierre de
salas, persecución de algunos miembros, acusados de masones…, hace que,
constantemente, recurra al Ayuntamiento capitalino por ayudas para afrontar los
gastos de mantenimiento, que requieren sus dependencias y personal laboral, que
se agrava por las estrecheces materiales con el inconmensurable aumento de
medios literarios.
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