La amistad fecunda es un valor |
Hace más de veinte años conservaba colgado de una pared un
par de páginas de una revista de corte sociológico, cuyo contenido me sugería
bastante y siempre que las leía me despertaba la curiosidad de una meditación
larga y distendida por su contenido. Ahora, confieso en estas líneas el deseo
de comentar la fecundidad de la amistad
por ser un amor, que no se comunica por los sentidos, sino que es un valor
mucho más importante y de las que recojo muchas sugerencias para compartirlas
con quienes quieran transmitirlas como yo lo he hecho, en caso contrario pido
perdón. Es una esencia incondicional ofrecida libremente y
conscientemente, pero sin sus alas, como diría George Gordon Byron (1788-1824),
conocido por Lord Byron, poeta británico. Siempre hay que saber con certeza y
nunca jamás con simples conjeturas el alcance de nuestras posibilidades, que
nos absorbe con frecuencia. Es importante contabilizar lo que se puede esperar
de cada amigo. Cada uno muestra a los demás lo que es por las amistades
poseídas y en esa relación compartida o cedida gentilmente. No se recomienda a
todas las personas, sin antes revisarlas, porque el que es de todo el mundo se
transforma en un enemigo.
Llévala siempre contigo |
La buena amistad
no se consigue con los absurdos propósitos de falsear la realidad y ser amigo de quienes tengan poderosos
enemigos. Es desinteresada entre semejantes coetáneos o correligionarios… Si se
tiene un verdadero amigo puede
decirse que existen dos almas. Nunca podremos dar lo que no tenemos, ni ofrecer
lo que hemos soñado para obtener beneficios individuales o colectivos.
Si quieres hallar en cualquier lugar amistad, llévala contigo como un muy preciado don y no sentirás el
estrago de la soledad. Es lo más grande y bello que puede haber, cuando con
sinceridad se ofrece. Florece como las flores y es un deseo inmenso de
resplandor en la fe. El nombre de amigo
es corriente, como si se tratara de un cálido saludo, pero la amistad no tiene un valor de
supervivencia, sino una de las cosas que le da valor. Con alguien podemos dar
la paz interior y la confianza, capaz de comprender su presencia. Es más
vergonzoso desconfiar del amigo que
ser engañado, porque si se considera verdadero, no habrá perdón. La amistad es esencial en alguien, ya que
los mismos se eligen a voluntad formando una familia, que no son ni muchos, ni
pocos, sino los suficientes. Mi cuerpo y espíritu flotan con rasgos de
felicidad y libertad, cuando estoy con uno de ellos, para no encontrarme solo,
ni ser dos.
“No hay riqueza tan segura como un amigo seguro” -Juan Luis Vives (1492-1540) humanista, filósofo y
pedagogo valenciano (España)-. Es lógico saber y asumir que en el afecto puede
haber “amor propio” entre una pareja o grupos de origen social, religioso,
económico, étnico, etcétera (etc.) como hay interés personal en la amistad. Salvarla de la hipocresía del
mundo, del egoísmo y de la indiferencia es una lucha constante. Es la
fosforescencia que sirve de faro cuando el universo se encuentre ensombrecido
en torno a sí mismo.
Los excelentes amigos reunidos |
Busca el equilibrio entre la felicidad y los males personales
en ti mismo y en tu pareja, familia, compañeros, vecinos y demás para que la
armonía no disminuya. “La amistad es
una igualdad armoniosa”, decía Pitágoras (c. 569-c. 475) antes de Cristo
(a.C.). Siempre será provechosa cuando se necesita la ayuda sin paliativos,
siendo en contadas ocasiones los lazos que nos atan a ella, más fuerte que los
vínculos de la sangre y la familia. El apego nos une el sentimiento y la pasión y nos hiere, a
veces, cruelmente. Sin embargo, la amistad
perdura e infunde aliento para perseverar. Quizás, pensáis que es imposible
conseguir el amigo ideal en una
humanidad a desbordar de egoísmo e indiferencia. Si reflexionáis un poco, nada
más, os daréis cuenta que no es así.
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