Trapiche antiguo. Grabado |
Los años y siglos suceden uno tras otro y la sociedad
evoluciona para formar parte de la historia de un pueblo, en este caso de La
Palma. El agua, principal elemento, favoreció el regadío de las plantaciones de
caña de azúcar, que permitió su utilización como fuerza motriz en los ingenios,
habiendo cuatro de ellos, dos en cada extremo, oeste y noreste, mientras que
los trapiches, equipados con suficientes máquinas, se utilizaba la energía
animal para moler. Esas instalaciones industriales requerían un salto o cascada
continuada, leña y mucha mano de obra, que permitían la elaboración del azúcar,
producto muy codiciado en los mercados europeos, que sería altamente valorado y
primer cultivo de exportación de la economía canaria desde el XVI.
Las primeras referencias se tienen en el 4500 antes de Cristo
y en el 510 a. c. llega a Persia. Los árabes en el VII la descubrieron en
Mesopotamia y empezaron a cultivarla en sus campos y, más tarde, la
introdujeron en las costas granadinas, durante el X, y por buena parte del
litoral mediterráneo aprovechando las condiciones climáticas y medioambientales.
Continuando con el relato diremos, que en la época musulmana se estabiliza el
cultivo y se comercia en el XV, para que Castilla, en la centuria siguiente,
domine la producción agrícola de transformación y en el XVIII se apropie de
todo su auge por todo el mundo.
Nueva Guinea. Mapa |
El origen de su apogeo, edad de descubrimientos,
colonizaciones y fundaciones, se remonta a la isla de Nueva Guinea, Norte de
Australia, que se difundió hasta la India, en donde se ideó el proceso con
bestias de tiro para la extracción, y China, que es un indicador muy
significativo de su trascendencia para la humanidad, aunque sus orígenes
silvestres sean difusos, esta dimensión universal de la planta ha originado en
ese largo recorrido distintas etapas históricas y diversas maneras, que han
sido y siguen siendo motivo de atención.
La introducción llegaría desde Madeira (Portugal) a las tres
islas de realengos de Gran Canaria, Tenerife y la nuestra y la de señorío (La
Gomera), propiedad de Guillén Peraza, por lo que requería grandes capitales de
inversión aportados por algunos colonizadores. A Cristóbal Colón (1451-1506) no
le fue ajeno, ya que el marino genovés posee en su extensa biografía episodios
ligados a dicho tráfico en la referida ínsula, al igual que algunos
compatriotas suyos en el archipiélago. En 1478 se encuentra en Funchal al
servicio de Paolo di Negro para conducir a Génova 2400 arrobas para el rico comerciante
Ludovico Centurione. Era hábil conocedor del negocio y en enero de 1494,
mientras realizaba los preparativos de su segundo viaje, sugiere a los Reyes
Católicos el embarque de 50 pipas de la viscosa sustancia marrón y 10 cajas del
granulado y blanco artículo con denominación de origen para uso de las
tripulaciones.
Los Sauces. Vista parcial |
Los beneficios obtenidos posibilitaban traer desde Europa,
con la exportación a Amberes, Brujas y Ámsterdam, cantidad de manufacturas de
la que carecía por su reciente conquista como obras de arte flamenco, armas y
otros bienes necesarios para la nueva forma de vida. Entre las primeras,
importante patrimonio religioso, había pinturas, esculturas y retablos para el
clero y a los nuevos señores objetos suntuarios, devocionales y de uso litúrgico
para dotar a las iglesias, capillas, conventos, monasterios y ermitas erigidas
en sus haciendas y nuevos territorios.
En definitiva, ha servido para identificar el comercio entre
Castilla y Flandes, que fue un lucrativo negocio. El resultado permitió entrar
en los circuitos del capitalismo comercial, que generó una importante
dependencia de otros lugares exteriores y la consolidación de una
diferenciación social y económica en los lugareños. Adquiere una notable pujanza
con su gran actividad exportadora junto al vino de malvasía, mieles, alcoholes
y otros.
Zafra de la caña de azúcar |
Se instalan los primeros astilleros y se construyen el puerto
de Santa Cruz de La Palma y los embarcaderos de Tazacorte y Espíndola
defendidos por fortificaciones militares con enlaces marítimos al viejo
continente y América, cuya prosperidad atrae a piratas y corsarios.
En el XIX se acentuó la crisis de todo ese montaje azucarero
y se cambiaron por nuevos medios, que ofrecían mejor horizonte en el presente.
Se abrieron museos con vista al conocimiento del pasado y con perspectiva
futura de cultura, propagándose hacia el poniente y popularizándose en Egipto,
Chipre, Siria y norte de África.
Barranco del Agua. Los Sauces |
Una vez conquistada la Isla y hechas las datas o reparto de
posesiones a los beneficiados por el Adelantado, comenzaron a llegar
castellanos, mallorquines, catalanes, portugueses, italianos, flamencos, etc.,
con apellidos como Groenenbergh o Monteverde, Vandale, Coquiet, Van Ghemert,
Van de Walle, Massieu y Poggio, atraídos por las riquezas y el disfrute de los
bienes naturales, quienes con los pocos indígenas, que quedaron sumisos a las
huestes de los nuevos inquilinos, forman el tronco de la población palmera, que
adquiere protagonismo debido a la posición geográfica, convirtiéndose como
plataforma en la escala obligada hacia los territorios descubiertos con nuevas
técnicas agropecuarias e industrial.
En los barrancos de
Las Angustias, Tazacorte y Argual, y del Río (Agua), Los Sauces, fueron los
puntos elegidos por sus ricas tierras vírgenes ausentes de cualquier producción
agraria hasta ese entonces y por su óptima situación para el cañaveral por la
abundancia del preciado líquido de muchos acuíferos, motivo y razón principal,
y por el rápido transporte de la materia prima para evitar su deterioro.
Casonas de Tazacorte |
A mediados de mil quinientos entra en decadencia la parte
productiva por la competencia de los azúcares coloniales de Santo Domingo
(Centroamérica). De nuevo en el XIX volvió a resurgir, acompañando la introducción
del monocultivo del plátano. El clima y el suelo no son los apropiados en
condiciones competitivas con las zonas tropicales, que para defenderlo se
arbitraron impuestos sobre el dulce manjar importado. Se cultivó de forma
primitiva con bajos rendimientos, abonos químicos aún no se empleaban y al cabo
de una temporada agotaba el terreno. La única solución era rotar cada ocho o
diez anualidades con otras plantas y, además, las variedades eran pocas y nada
selectas. Sabiendo las causas de su decadencia se pensó tomar una alternativa
más eficaz y, sin embargo, dejó huellas profundas en el devenir isleño. La
producción mundial en el 2005 fue de 1267 millones de toneladas, siendo Brasil
con el 34% la principal productora.
Trapiche de Joaquín Gisbert. Argual |
La Hacienda de Argual evidencia lo que fue un centro de esta
índole, que se ubica en el periodo de ocupación por los terratenientes. Es fiel
exponente del sistema de apropiación de parcelas y heredades llevadas a cabo
por los conquistadores españoles. Con la roturación de terrenos y canalización
hacia el lugar pretendido aparece el poblamiento, que concluye con la
fabricación de las infraestructuras de viviendas para los dueños, dependencias,
molinos, casa de calderas y de purgar, acueductos, formaciones de defensa… El
complejo se hallaba separado por un gran portón, mientras que los obreros, casi
todos procedentes de Andalucía, residían alejados en viviendas bajas y de
tejados, que en ese entonces cubiertas de pajas, entre calles estrechas y
callejones a estilo del sur peninsular.
Conscientes
de crear una agricultura de autoconsumo como viñas, cereales y cochinillas se
establecieron las señas de identidad en una economía local, ya desaparecida
totalmente en algunas, contrasta con la vinculada al entorno gastronómico
subsistente en la repostería y destiladera de ron y aguardiente con sus funcionales
alambiques en los aledaños del complejo portuario saucero.
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