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lunes, 4 de mayo de 2015

INGENIOS Y TRAPICHES DE LA PALMA

Trapiche antiguo. Grabado
                              Los años y siglos suceden uno tras otro y la sociedad evoluciona para formar parte de la historia de un pueblo, en este caso de La Palma. El agua, principal elemento, favoreció el regadío de las plantaciones de caña de azúcar, que permitió su utilización como fuerza motriz en los ingenios, habiendo cuatro de ellos, dos en cada extremo, oeste y noreste, mientras que los trapiches, equipados con suficientes máquinas, se utilizaba la energía animal para moler. Esas instalaciones industriales requerían un salto o cascada continuada, leña y mucha mano de obra, que permitían la elaboración del azúcar, producto muy codiciado en los mercados europeos, que sería altamente valorado y primer cultivo de exportación de la economía canaria desde el XVI.
                              Las primeras referencias se tienen en el 4500 antes de Cristo y en el 510 a. c. llega a Persia. Los árabes en el VII la descubrieron en Mesopotamia y empezaron a cultivarla en sus campos y, más tarde, la introdujeron en las costas granadinas, durante el X, y por buena parte del litoral mediterráneo aprovechando las condiciones climáticas y medioambientales. Continuando con el relato diremos, que en la época musulmana se estabiliza el cultivo y se comercia en el XV, para que Castilla, en la centuria siguiente, domine la producción agrícola de transformación y en el XVIII se apropie de todo su auge por todo el mundo.
Nueva Guinea. Mapa
                              El origen de su apogeo, edad de descubrimientos, colonizaciones y fundaciones, se remonta a la isla de Nueva Guinea, Norte de Australia, que se difundió hasta la India, en donde se ideó el proceso con bestias de tiro para la extracción, y China, que es un indicador muy significativo de su trascendencia para la humanidad, aunque sus orígenes silvestres sean difusos, esta dimensión universal de la planta ha originado en ese largo recorrido distintas etapas históricas y diversas maneras, que han sido y siguen siendo motivo de atención.  
                              La introducción llegaría desde Madeira (Portugal) a las tres islas de realengos de Gran Canaria, Tenerife y la nuestra y la de señorío (La Gomera), propiedad de Guillén Peraza, por lo que requería grandes capitales de inversión aportados por algunos colonizadores. A Cristóbal Colón (1451-1506) no le fue ajeno, ya que el marino genovés posee en su extensa biografía episodios ligados a dicho tráfico en la referida ínsula, al igual que algunos compatriotas suyos en el archipiélago. En 1478 se encuentra en Funchal al servicio de Paolo di Negro para conducir a Génova 2400 arrobas para el rico comerciante Ludovico Centurione. Era hábil conocedor del negocio y en enero de 1494, mientras realizaba los preparativos de su segundo viaje, sugiere a los Reyes Católicos el embarque de 50 pipas de la viscosa sustancia marrón y 10 cajas del granulado y blanco artículo con denominación de origen para uso de las tripulaciones.                       
Los Sauces. Vista parcial
                              Los beneficios obtenidos posibilitaban traer desde Europa, con la exportación a Amberes, Brujas y Ámsterdam, cantidad de manufacturas de la que carecía por su reciente conquista como obras de arte flamenco, armas y otros bienes necesarios para la nueva forma de vida. Entre las primeras, importante patrimonio religioso, había pinturas, esculturas y retablos para el clero y a los nuevos señores objetos suntuarios, devocionales y de uso litúrgico para dotar a las iglesias, capillas, conventos, monasterios y ermitas erigidas en sus haciendas y nuevos territorios.
                              En definitiva, ha servido para identificar el comercio entre Castilla y Flandes, que fue un lucrativo negocio. El resultado permitió entrar en los circuitos del capitalismo comercial, que generó una importante dependencia de otros lugares exteriores y la consolidación de una diferenciación social y económica en los lugareños. Adquiere una notable pujanza con su gran actividad exportadora junto al vino de malvasía, mieles, alcoholes y otros.
Zafra de la caña de azúcar
                              Se instalan los primeros astilleros y se construyen el puerto de Santa Cruz de La Palma y los embarcaderos de Tazacorte y Espíndola defendidos por fortificaciones militares con enlaces marítimos al viejo continente y América, cuya prosperidad atrae a piratas y corsarios.
                              En el XIX se acentuó la crisis de todo ese montaje azucarero y se cambiaron por nuevos medios, que ofrecían mejor horizonte en el presente. Se abrieron museos con vista al conocimiento del pasado y con perspectiva futura de cultura, propagándose hacia el poniente y popularizándose en Egipto, Chipre, Siria y norte de África.
Barranco del Agua. Los Sauces
                              Una vez conquistada la Isla y hechas las datas o reparto de posesiones a los beneficiados por el Adelantado, comenzaron a llegar castellanos, mallorquines, catalanes, portugueses, italianos, flamencos, etc., con apellidos como Groenenbergh o Monteverde, Vandale, Coquiet, Van Ghemert, Van de Walle, Massieu y Poggio, atraídos por las riquezas y el disfrute de los bienes naturales, quienes con los pocos indígenas, que quedaron sumisos a las huestes de los nuevos inquilinos, forman el tronco de la población palmera, que adquiere protagonismo debido a la posición geográfica, convirtiéndose como plataforma en la escala obligada hacia los territorios descubiertos con nuevas técnicas agropecuarias e industrial.
                              En los barrancos de Las Angustias, Tazacorte y Argual, y del Río (Agua), Los Sauces, fueron los puntos elegidos por sus ricas tierras vírgenes ausentes de cualquier producción agraria hasta ese entonces y por su óptima situación para el cañaveral por la abundancia del preciado líquido de muchos acuíferos, motivo y razón principal, y por el rápido transporte de la materia prima para evitar su deterioro.
Casonas de Tazacorte
                              A mediados de mil quinientos entra en decadencia la parte productiva por la competencia de los azúcares coloniales de Santo Domingo (Centroamérica). De nuevo en el XIX volvió a resurgir, acompañando la introducción del monocultivo del plátano. El clima y el suelo no son los apropiados en condiciones competitivas con las zonas tropicales, que para defenderlo se arbitraron impuestos sobre el dulce manjar importado. Se cultivó de forma primitiva con bajos rendimientos, abonos químicos aún no se empleaban y al cabo de una temporada agotaba el terreno. La única solución era rotar cada ocho o diez anualidades con otras plantas y, además, las variedades eran pocas y nada selectas. Sabiendo las causas de su decadencia se pensó tomar una alternativa más eficaz y, sin embargo, dejó huellas profundas en el devenir isleño. La producción mundial en el 2005 fue de 1267 millones de toneladas, siendo Brasil con el 34% la principal productora.
Trapiche de Joaquín Gisbert. Argual
                              La Hacienda de Argual evidencia lo que fue un centro de esta índole, que se ubica en el periodo de ocupación por los terratenientes. Es fiel exponente del sistema de apropiación de parcelas y heredades llevadas a cabo por los conquistadores españoles. Con la roturación de terrenos y canalización hacia el lugar pretendido aparece el poblamiento, que concluye con la fabricación de las infraestructuras de viviendas para los dueños, dependencias, molinos, casa de calderas y de purgar, acueductos, formaciones de defensa… El complejo se hallaba separado por un gran portón, mientras que los obreros, casi todos procedentes de Andalucía, residían alejados en viviendas bajas y de tejados, que en ese entonces cubiertas de pajas, entre calles estrechas y callejones a estilo del sur peninsular.
                              Conscientes de crear una agricultura de autoconsumo como viñas, cereales y cochinillas se establecieron las señas de identidad en una economía local, ya desaparecida totalmente en algunas, contrasta con la vinculada al entorno gastronómico subsistente en la repostería y destiladera de ron y aguardiente con sus funcionales alambiques en los aledaños del complejo portuario saucero.

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