Estatua del Señor Díaz |
Las presentes líneas sean un humilde elogio a quien es grande
en el corazón de un pueblo sencillo que progresa lentamente y con paso firme
para mostrar al mundo entero lo mejor de su cultura. Todos pasamos por la vida
dejando huellas, según avanza el tiempo, cada uno se traza una senda. Al andar
se hace camino/ y al volver la vista atrás,/ se ve la senda que nunca/ se ha de
volver a pisar, como diría Antonio Machado (1875-1939) en Cantares, que forja
ese perfil humano captado por la gente.
¿Quién es el Cura Díaz (1774-1863)? Un sacerdote distinguido
en las artes, destacando en la pintura, música, escultura, educación,
beneficencia y otros menesteres, que dejó una estela imborrable. Fue el símbolo
del movimiento liberal isleño. Ha pasado a la historia de La Palma como una
figura excepcional, ejerciendo gran influencia en la sociedad a lo largo del
siglo XIX. Se le considera, al analizar su personalidad, persona de pensamiento
muy evolucionado para su época.
Acto de inauguración |
Fue beneficiado del templo de El Salvador de Santa Cruz de La
Palma por nombramiento del rey Carlos IV en virtud de Real Cédula expedida en
El Escorial el 28 de noviembre del 1799, destino del que se posesionó el 22 de
agosto del 1800, siendo el principal promotor de la actual estructura
neoclásica de la Parroquia Matriz.
Con la colocación de un monumento a su memoria, el primero de
condición civil de esta naturaleza erigido en las islas, culminaron las
reformas de la plaza de España, que consistieron en darle horizontalidad,
manteniendo el trazado triangular, que aún conserva, y acabando la escalinata
de acceso al atrio de la iglesia para fortalecer su situación en el espacio y entorno
ante los conjuntos emblemáticos más importantes de Canarias, donde convergen
las esferas representativas del poder: Ayuntamiento, Iglesia y las casonas de
Pinto, Massieu, Monteverde y Lorenzo.
Foto. Sirvió de boceto |
¿A qué se debe tal homenaje, por parte de los palmeros? Su
efigie en bronce, obra del catalán Josep Montserrat i Portella (1864-1923),
encargada a la fundición de Federico Masriera y Campins en Barcelona, se
encuentra en el centro del recinto conocido en ese entonces por La Constitución
sobre un pedestal de mampostería de tronco piramidal. Para su construcción se
presentaron tres diseños, dos de ellos por la mencionada fábrica y el tercero,
obra del artista madrileño afincado en el barrio de San Sebastián, Ubaldo
Bordanova Moreno (1866-1909), fue elegido, aunque se prescindió de la bella
reja de hierro forjado que rodeaba la base.
Placas con inscripciones alusivas |
Adornado con motivos florales en las dos caras laterales opuestas
y en la principal o de delante presenta una lápida de mármol con signos
alegóricos como una lira, cáliz, paleta, palma del martirio, laurel y pergamino
con partitura alusivos al magisterio eclesiástico y a las cualidades artísticas
y humanas del homenajeado. En ella se lee: “A DÍAZ SU PATRIA. 1894”. En la parte
posterior, se encuentra el pelícano con sus crías y debajo una placa con signos
latinos, que dice: “Quidecus et splendor, sacrati ad limina templi Occubuit,
zeli victima facta sui. MDCCCLXIII”. Es la misma lectura que figura en el
retrato, óleo sobre lienzo, en su parte inferior que hay del mismo en la sala
capitular, contigua a la sacristía, que traducida al castellano: “Que honor y
esplendor, cayó muerto en los umbrales del sagrado templo, víctima de su celo.
1863”.
Sus restos se hallan al comenzar el presbiterio del sagrado
recinto Matriz bajo una losa de color blanco con la inscripción: “Aquí aguardan
la Resurrección en la que creyó y esperó los restos del insigne presbítero
Rvdo. Sr. Don Manuel Díaz Hernández, párroco de El Salvador, trasladados a este
templo el 28 de agosto de 2008. Nació y murió en esta ciudad el 9 de mayo de
1774 y el 5 de abril de 1863, respectivamente”.
Visité por primera vez la isla de La Palma en Junio 2008.
ResponderEliminarMe llamó poderosamente la atención este monumento al "Cura Díaz" y su inscripción en Latín por su sencillez y grandiosidad.
Hoy, 14 años después, al ver una foto de dicho monumento y su inscripción latina, no he podido resistir la tentación de conocer su traducción y la vida del "Cura Díaz". Ambas cosas conseguidas gracias a Internet, que me ha llevado directamente al block de Domingo Cabrera Pérez. A ambos ¡Muchas gracias por su trabajo!