Plaza del Chicharro |
El domingo, 24 de noviembre de 2019, me comprometí a leer la
prensa provincial como siempre, llevándome una sorpresa por el cambio
experimentado por medio del proceso de márquetin (marketing) de la portada e
interior del periódico EL DÍA, que
me ha maravillado en presencia y contenido en la estrategia empleada para su
comercialización y posterior estimulación de su demanda. Al dejarse de editar
el matutino La Opinión de Tenerife
se ha incorporado esta denominación a su cabecera, siendo ahora: EL DÍA – LA OPINIÓN DE TENERIFE.
En su página número 33 me hallo un excelente trabajo del
prestigioso periodista Juan Cruz Ruiz (1948) con el título “EL DÍA, de la Calle
del Norte a los helados de Ascanio”, que enseguida me estimuló mi mente a
recordar una etapa por esos alrededores de Santa Cruz de Tenerife. Digo esto,
porque le tengo un estimable cariño por las numerosas publicaciones de mis
trabajos en prosa y poemas, cuando era director del mismo Ricardo Acirón Royo
(1943-2015), cuya sede, empresa Leoncio Rodríguez, se encuentra en la avenida
Buenos Aires. En La Rosa desempeñaba mi labor de profesor en el colegio Onésimo
Redondo, situado entre dicha vía y Santiago y es un edificio que presenta una
nobleza de formas y unos acabados únicos para la época, obra del arquitecto y
urbanista granadino Antonio Pintor Ocete (1862-1946), y me hospedaba en San
Francisco, una casa cercana a la fuente de Isabel II y a La Marina.
Plaza del Príncipe. Templete |
Son momentos que guardo en mi memoria del viejo Santa Cruz
cuando la calle Norte poseía otra fisonomía distinta a la de hoy, conocida por
Valentín Sanz, y con las homónimas de Tigre y San José, perpendiculares a ella.
Leía, también, LA TARDE, que
compraba de camino a mi pensión, y oía la voz de los chavales anunciando la
venta de la JORNADA DEPORTIVA.
Pasando entre Castillo y la plaza del Chicharro hacia la del
Patriotismo, al lado izquierdo veo la fachada de la antigua redacción
periodística y frente a ella el inconcebible bar el Águila con una gran terraza
para el ocio y disfrute de los clientes, dándole cierto aspecto bullicioso,
atractivo y moderno a un trozo callejero y céntrico de la ciudad. Más allá,
donde está la construcción de CajaCanarias (CaixaBank), fue el solar del cine Parque
Recreativo hasta 1973 y al comienzo de la siguiente arteria el Royal Victoria.
Al empezar el Pilar existía Galerías Preciados de tipo
privado, tomando el nombre de calle Preciados de Madrid, fundada el 5 de abril
de 1943, surgiendo mucho después los Anexos, por Pepín Fernández como grupo
español, desaparecida el 24 de noviembre de 1995 tras declararse en suspensión
de pagos, con productos textiles, alimentación, droguería, perfumería,
complementos, y electrodomésticos entre otros. Fue absorbido por su competidor
El Corte Inglés, trasladado a la avenida 3 de Mayo, se dedica a la distribución
mundial con gestión en España compuesto por empresas de distintos formatos,
siendo el principal el de grandes almacenes, seguido por el de la venta en
internet.
El Parque Recreativo. La Rosa |
En ese devenir lento de los días, pendiente de lo que
ocurriera en la agitada Europa, protagonista de dos guerras mundiales, en medio
de agitadas manifestaciones sensacionalistas, había más de una veintena de
salas con pantalla grande, algunas de barrios. El cine se concibió como una
nueva manera de ocio, que durante los años 60, las familias y las parejas
llenaban las salas cinematográficas. Se contó con un horario a elegir para
todas las proyecciones en general: “El matinal del domingo y festivo a las 16,30
horas y de lunes a sábado a las 18,30; 20,30 y 22,30 horas, respectivamente,
empezando cada función con el concebido NODO. Si el largometraje era grande se
cambiaba para las 18 y 21 horas”. La autorización de APTA o NO APTA dependía de ser para todos los públicos o para mayores de
16 y 18 años.
Matizando un poco el argumento de lo relatado nos queda decir
que hoy sólo contamos con el Víctor y Yelmos en el Centro Comercial Meridiano.
Según fuentes acreditativas afirman que esta paulatina e inexorable desaparición de los mismos nos ha impulsado a lanzar una
mirada llena de curiosidad para los más jóvenes y de nostalgia a otras
generaciones. Con el quiosco de la glorieta de El Príncipe de Asturias y de
prensa, carritos de chucherías y helados… se creó un entorno social, bullicioso
y variopinto con personajes comunes y hechos, que contribuyeron a un cambio
radical y que disfrutamos en este siglo XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario