Comenzamos su itinerario y hacemos una breve pausa para
reflexionar sobre nuestro principal sujeto. Hace más de doscientos años se
adelantó alguien como el comerciante O´Daly, que desafió y venció a los
denominados corruptos en oposición al progreso del pueblo palmero, opresores de
las libertades y derechos soberanos de los ciudadanos, quienes durante siglos
habían concentrado el poder gracias a unos cargos vitalicios, que se
transmitían de padres a hijos. Un episodio poco conocido y al que nuestras
autoridades han querido dar su merecido reconocimiento.
A pocos metros de iniciada la vía, adoquinada y señorial, se
levanta un edificio de varias plantas con el nombre del irlandés, que ocupa el
lugar donde años atrás estaba su casa.
La figura de Dionisio sale a escena como continuador del
trabajo que había comenzado un año antes el prestigioso abogado, garafiano,
Anselmo Pérez de Brito (1728-1772), elegido diputado en 1766. Este había
documentado casos de apropiación indebida de bienes públicos, la malversación
de fondos y la actitud dominante y tiránica de los aludidos personajes en el
gobierno local, ayuntamiento con competencias en toda la isla.
Fue titular de la Junta de Caridad, regidor decano del
ayuntamiento y socio fundador de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
La casa con el nº 1 fue la sede del primer y único Juzgado Oficial de la Contratación de Indias en las islas Canarias, muy al principio de 1564, creado por la Corona de Castilla, si bien por corto tiempo, para comerciar con Indias. En él, durante muchos años, residió el renombrado abogado Pérez de Brito.
Haciendo una perspectiva general de la misma notamos el ambiente mercantil que posee, con toda clase de comercios como de aparatos eléctricos, ropas, modas, calzados, farmacias, perfumerías, agencias de viajes, bufetes de abogados y profesionales, librerías y papelerías, ópticas, entidades bancarias… Es todo un despliegue de alarde y de actividad en el entorno del Casco Histórico, con promociones u otros eventos motivados por celebraciones efímeras en muchas fechas del calendario laboral y sin olvidar los acordes musicales de distintos medios de difusión y el aroma de incienso de las procesiones de Semana Santa, etc.
Más abajo nos situamos en un rincón emblemático y bello como
La Pérgola, con un encanto especial que a todos enamora, oriundos y forasteros,
e invita a sacar unas fotos o selfis para el recuerdo y constancia junto a la
estatua homenaje del poeta Félix Francisco Casanova Martín (1956-1976). No solo
abarcó la poesía, sino que también fue ensayista, crítico literario, periodista
y escritor de cuentos.
A pesar de la brevedad de su vida, Casanova tuvo tiempo para dejar una obra intensa, original y extraña, plasmada en logros de una asombrosa madurez en el campo poético y prosístico experimental. Es, también, autor de un interesante diario, titulado “Yo hubiera o hubiese amado”, escrito a lo largo de 1974 y publicado en 1983. En la actualidad, su influencia en todo el ámbito español es creciente. La pluma de Félix se tornó más ágil. La vida de Félix Casanova fue efímera. Sin embargo, el tiempo que vivió le permitió hacer lo que amó, dejando plasmadas sus huellas para siempre. El joven se identificó con su obra literaria, que se caracterizó por el empleo de un lenguaje culto, pero también profundo, quizás propio de las pasiones y el ímpetu adolescente. Su estilo original, creativo y vanguardista hizo que sus escritos gozaran de receptividad rápidamente.
Si bien el vate comenzó a escribir, siendo un adolescente,
también supo imprimir a sus obras madurez y reflexión. Tanto en prosa como su
lírica contaron con precisión y coherencia en el desarrollo de temáticas
relacionadas con la vida, la existencia, la soledad y las ansias de libertad.
Enfrente, ocupando su sitio, se halla una construcción
moderna en donde estuvo el Instituto Nacional de Enseñanza Secundaria. El
cabildo cede la propiedad en alquiler para acondicionarla como centro docente e
iniciar la actividad académica en el curso 1932-33.
Se trataba de un edificio rectangular y de porte austero que,
en armonía con la reciedumbre arquitectónica de las casas de Salazar y
Sotomayor, configuraba un conjunto socio-cultural equilibrado para engrandecer
y dignificar la ciudad.
Desde aquel momento en que surgió la figura del Diputado del
Común, comencé a tener cariño a una institución carismática y fundamental en la
defensa del pueblo canario. Supervisora de las administraciones públicas.
Habrá tenido sus inconvenientes ante las críticas de unos
pocos por presiones políticas. Su fin es y será defender los derechos y
libertades constitucionales de los ciudadanos e investigar y denunciar las
desavenencias de unos, quienes vulneren la integridad, tanto física e íntima,
de las personas en lo relativo al arbitramiento en la aplicación de normas o de
un trato incorrecto.
El planteamiento de las quejas es necesario para el buen
funcionamiento, dignificación, fundamento y base en un país del siglo XXI,
elementos imprescindibles En el fortalecimiento de los principios democráticos.
Esta sociedad es cada vez más consciente de su presencia, destacando su
objetivo: “defender al ciudadano de la mala administración, los derechos
humanos y luchar contra el exceso de poder”.
Junto a la casa Vélez
de Ontanilla, con numeración impar, y a otra formando la esquina de Blas Simón,
con dirección al este, la de García Carballo. La primera, fabricada a
principios del XVIII por Felipe José Vélez y Guisla. El primitivo solar
perteneció al caballero flamenco Jácome de Monteverde del XVI. Es clasicista y
data de la mitad del XIX. Las partes colaterales mantienen igual origen que la
vecina con distribución de huecos asimétricos. Contiene llamativos elementos
como un horno colgante, ventana-ajímez de celosías y el balcón descubierto de
madera. Conserva la escalera principal con techumbre mudéjar con decoración
barroca, cuyo autor fue Bernabé Fernández, que se le ha considerado el carpintero
más sobresaliente de la isla, durante el periodo de su actividad personal, que
abarcó toda la primera parte del XVIII. Hoy en día, aún se restaura de la
destrucción casi total de un voraz incendio ocurrido el sábado, 8 de julio de
2017.
La antigua fábrica de Cortes de Estupiñán de 1596, Palacio de
Sotomayor, se nos muestra diferente a las demás, pero con un mismo patrón de
diseño interior como otra de la reseñada con fachada de piedra negra de
naturaleza volcánica, agregándose en 1906 los anexos a la puerta de entrada por
Pedro de Sotomayor.
A reglón siguiente, nos situamos frente a la vivienda del
exCronista Oficial, Jaime Pérez García (1930-2009), a quien tributo gran
admiración y respeto. Su memoria refleja una personalidad con proyección e
inquietudes en auge y autoridad en el terreno de la investigación.
Es el puente tendido entre la inteligencia y lo espiritual,
supo conjugar lo comedido con el buen humor para hacer grata la velada
compartida. Me consta, que en cualquier instante se manifestó de manera
espontánea la chispa de la genialidad y su genio en pro de la adquisición de
nuestro pasado.
Este ilustre palmero que fue periodista, escritor,
historiador y genealogista se convirtió en un referente y gran especialista en
el mundo de la investigación por la senda de la Genealogía para dar a conocer a
los curiosos e investigadores a Canarias, especialmente las distintas facetas
muy bien historiadas de La Palma.
Finalizamos con el inmueble de Arce y Rojas, único con
fachada en cantería de toba rojiza de finales del XVI, cuyo primer dueño fue el
portugués José de Arce Rojas y Escobar, natural de la isla Terceira del
archipiélago de las Azores. Transcurría el año de 1640 cuando llegó con la
intención de establecerse. Aquí conoce a María de Rojas y Lima, con la que
contrajo matrimonio en 1644.
El recién llegado se instala en un solar próximo al muelle,
que se está describiendo, y levanta una casa al estilo nobiliario canario de
aquella época, compuesta por una fachada de dos plantas, puerta adintelada con
ancho marco molturado. La parte superior aparece enmarcada horizontalmente por
parejas de pilastras sin capiteles.
En la parte inferior del busto hay la inscripción siguiente:
“Padre José de Arce y Rojas S.J. (1651-1715)”.
Una lápida de color oscuro (tonalidad gris), colocada en el
suelo y en su cara anterior, nos relata la siguiente leyenda: “Hijos míos, muy
amados / ¿por qué hacéis esto? – Tomaron el cadáver y lo maltrataron, lo ataron
a una cruz y lo empujaron río abajo, era diciembre de 1715. Falleció martirizado
un hombre docto de su tiempo, un palmero que entregó la vida por los demás
durante 64 años, 45 dedicados a la vida religiosa en la Compañía de Jesús y 41
con las misiones paraguayas en defensa de los indios”.
Hacemos lo mismo con la lectura de una placa, visible en la
pared de la fachada de su vivienda, que dice: “En esta casa nació el Padre José
de Arce y Rojas S.J. el 8 de noviembre de 1651-1715. Apóstol del Paraguay 1492.
V centenario – 1993 de la evangelización de esta isla – La parroquia del Salvador
a su memoria. 30-5-1993”.
El inmueble situado en el ala sur con acceso directo al patio
de tal domicilio por carecer de sacristía, poseía una artística tribuna barroca
de filigrana calada de muy buena talla, sostenida sobre dos canes
antropocéfalos, segmentada en un par de órdenes de cuarterones, que se halla en
la Real Sociedad La Cosmológica.
Bendecida por el licenciado Juan Pinto de Guisla, Beneficiado de la parroquial de El Salvador y Visitador General de la isla, tenía una puerta con arco de medio punto en su fachada, balcón y espadaña para una campana, además, dos pequeños huecos a ambos lados y de la misma característica constructiva de la entrada. El motivo de dicha capilla doméstica fue por sus dos hijos jesuitas, Juan y José. Un hermoso artesonado cubría la techumbre y se adquirieron para su veneración a San Francisco Javier, traída de Sevilla y colocada en la hornacina central de su primer retablo, atribuida su hechura al círculo de Pedro Roldán (1624-1699), San Ignacio de Loyola, Purísima Concepción, San José y un crucifijo con potencias de oro para la mano del primero, que se encuentra en Santo Domingo, como un retablo con el resto de imágenes en la sacristía. La efigie de mediano tamaño del fundador de la Compañía de Jesús, que está en el recinto Matriz es la otra pieza, conjuntamente con el lienzo en la otra ermita de San Telmo, cuya fiesta se celebraba en procesión claustral desde 1676.
Por las vicisitudes tenidas por el abandono llegó a un estado
de ruina, que sus propietarios decidieron venderla, una vez desacralizada, a
particulares. Aún se conserva el artesonado del techo y coro alto.
Acondicionada para la exposición de venta de automóviles y farmacia, alarga su
actividad comercial. Curiosamente albergó la imagen de Nuestra Señora de La
Luz, mientras duraron las obras de construcción de la actual homóloga de San
Telmo.
-Agenda cultural del excmo. ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma.
-75 aniversario. Instituto Alonso Pérez Díaz. Santa Cruz de La Palma.
1932-2007. CajaCanarias. Obra social y cultural. 2007.
-Biografía del Padre José de Arce y Rojas, S.J. (1651-1715). Miguel
Ángel Martín González. Edita parroquia de El Salvador. Santa Cruz de La Palma.
1999.
-El Bernegal. Blog. Domingo Cabrera Pérez.
-Google Chrome.
- Otras fuentes de información de archivos propios.
-Conocimientos y vivencias personales.
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