El recinto fue reestrenado en la Bajada de 1820, siendo el
motivo del citado almacén, servir de resguardo a los artefactos bélicos de
artillería.
La esbelta Hermosura
transportada
al alma de esta ciudad palmesana
es azucena blanca, soberana,
del alba místicamente adorada.
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Sus proezas por
querubines cantadas
son preludios como ecos de campanas,
trinos celestiales en mi ventana,
para gloria de la Beldad amada.
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La Palma a sus pies
rinde homenaje
al Dios de la vida, fuerza inmortal,
agradeciendo el sublime Linaje.
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Pórtico santo,
divino portal,
acoge a la Madre en fúlgido viaje
del monte a la orilla, Fiesta Lustral. (SONETO: Esbelta Hermosura)
Y la escenificación del Diálogo entre el castillo y la nave:
[…] castillo:
¡Salve, Nave Feliz!, surque tu quilla
el mar que baña la palmesana orilla,
y mensajera de sin par ventura
el áncora en tus playas asegura…
Mientras mi pabellón rinde homenaje
(Bajase a medio
palo la bandera)
A tu grandeza y deseado viaje,
Y el eco de mi fuerte artillería
Hace salvas a la NAVE DE MARÍA
(Rompe el fuego y
mandase la maniobra del Barco)
Fue tan popular que ha sido representada desde entonces sin
interrupción, como homenaje al pasado naval de la isla y al patronazgo marinero
de la Virgen Morena de La Palma.
En el XIX se consolidan estas edificaciones efímeras como
escenarios de esta ciudad y en Los Llanos de Aridane, destinadas a los festejos
de la Bajada de Nuestras Señoras de Las Nieves y de Los Remedios, La Patrona,
respectivamente.
Corresponde a la inquietud de todos, con la celebración de
los números y actos tradicionales, culminarían con la Entrada Triunfal de la
Virgen en su ciudad.
En concreto, la celebración de la Subida de la Bandera de
María desde la parroquia Matriz de El Salvador y atrio de la Casa Consistorial,
a través de las calles Pérez de Brito, Doctor Pérez Camacho, avenida de Las
Nieves, calle Poggio y Monteverde y la Cuesta de La Encarnación, hasta este
emblemático recinto de significado mariano, donde permanece hasta que la
Patrona insular retorna el 5 de agosto a su Santuario del Monte.
El estado hoy en día del Castillo de la Virgen es fruto de
las obras de rehabilitación efectuadas por el ayuntamiento en 1995 y que, no
obstante, ha planteado al obispado nivariense, actual propietario de tales
dependencias, la posibilidad de utilizar las instalaciones con fines
turísticos, con la intención que las dependencias hechas en él, donde
estuvieron guardados los cañones, expuestos permanentemente, puedan
acondicionarse para albergar una pequeña cafetería y una tienda de
productos promocionales.
El Castillo de la Virgen ofrece unas posibilidades
increíbles, tanto por su ubicación, con unas vistas panorámicas magníficas
sobre la zona norte, como por su propia configuración, de manera que dotar a
este espacio de determinados servicios, proporcionaría mayor interés a todas
las personas, sean naturales o forasteras, que nos visitan.
La sola presencia de la venerada imagen de la Santa Patrona
sirva para conjurar toda clase de temores colectivos, fundiendo las intenciones
de los palmeros con una reafirmación del conjunto de la sociedad ante los retos
de los años. Hoy como ayer, la trascendencia de la advocación de la Madre de
Dios cristalice en una compleja serie de manifestaciones religiosas y civiles,
que en gran medida definen a La Palma.
El proceso de las tradiciones desarrollado explica y nutre cada Lustro, un paréntesis de tanta relevancia, acogedor y creativo, emprendedor y laborioso, liberal y responsable… de sus más genuinos signos de identidad, que se deben mantener y renovar con el sentido de la modernidad como legado de nuestros antepasados.
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