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domingo, 13 de marzo de 2022

SANTA CRUZ DE LA PALMA: RINCONES CON NOMBRE (XXVIII)

       CASTILLO DE LA VIRGEN DE LAS NIEVES: Esta fortaleza fue construida en el siglo XVII para la defensa de los ataques de los piratas, formando parte del cinturón defensivo que protegía la ciudad. Las primeras noticias que se tienen del presente datan de la edición lustral de 1765, sabiendo que la fortificación era simulada para la ocasión con piezas de madera, con la que se hacían la portada y los muros almenados.

       Hacia finales de 1819 y principios del siguiente, el mercader José Gabriel Martín emprende a sus expensas la edificación del mismo, una vez fuera concebido su cometido para el fin religioso-festivo, ya que su estado ruinoso y el lugar idóneo para el fin primordial de la Bajada de La Virgen en cada lustro, años terminados en 0 y en 5. La obra consistió de formalizar un terraplén, casa almacén de pertrechos para el entonces denominado Gran Fuerte de la Amable Nuestra Señora de Las Nieves. En él fue puesto 21 cañones de hierro para efectuar de forma solemne, siempre que fuese las veces necesarias, las salvas pertinentes a ocasiones puntuales.

                              El recinto fue reestrenado en la Bajada de 1820, siendo el motivo del citado almacén, servir de resguardo a los artefactos bélicos de artillería.

   La esbelta Hermosura transportada

al alma de esta ciudad palmesana

es azucena blanca, soberana,

del alba místicamente adorada.

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   Sus proezas por querubines cantadas

son preludios como ecos de campanas,

trinos celestiales en mi ventana,

para gloria de la Beldad amada.

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   La Palma a sus pies rinde homenaje

al Dios de la vida, fuerza inmortal,

agradeciendo el sublime Linaje.

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   Pórtico santo, divino portal,

acoge a la Madre en fúlgido viaje

del monte a la orilla, Fiesta Lustral. (SONETO: Esbelta Hermosura)

                              Y la escenificación del Diálogo entre el castillo y la nave:

[…] castillo:

¡Salve, Nave Feliz!, surque tu quilla

el mar que baña la palmesana orilla,

y mensajera de sin par ventura

el áncora en tus playas asegura…

Mientras mi pabellón rinde homenaje

      (Bajase a medio palo la bandera)

A tu grandeza y deseado viaje,

Y el eco de mi fuerte artillería

Hace salvas a la NAVE DE MARÍA

  (Rompe el fuego y mandase la maniobra del Barco)

          Es original del poeta local Antonio Rodríguez López (1836-1901) y estrenada, según el filólogo y etnógrafo José Pérez Vidal (1907-1990) en 1885. Estas letras, que son las empleadas desde fines de la centuria pasada, se conserva una copia del 26 de abril de 1895. Sin embargo, existe otra fuente documental, perteneciente al fondo del, también, palmero Antonino Pestana Rodríguez (1859-1938), conservado en el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, en donde se recoge las escritas por el mismo autor de 1880.

                              Fue tan popular que ha sido representada desde entonces sin interrupción, como homenaje al pasado naval de la isla y al patronazgo marinero de la Virgen Morena de La Palma.

                              En el XIX se consolidan estas edificaciones efímeras como escenarios de esta ciudad y en Los Llanos de Aridane, destinadas a los festejos de la Bajada de Nuestras Señoras de Las Nieves y de Los Remedios, La Patrona, respectivamente.

        Se escucha el repique de campanas de las iglesias, anunciando la cita quinquenal de La Bajada. La bandera de la Virgen de Las Nieves ondea al viento en el mástil, izada por los que acompañan la comitiva festiva en el primer día de la Semana Grande de Las Fiestas en el Castillo, sobre la atalaya del barrio de La Encarnación, preside toda Santa Cruz de La Palma.

                              Corresponde a la inquietud de todos, con la celebración de los números y actos tradicionales, culminarían con la Entrada Triunfal de la Virgen en su ciudad.

                              En concreto, la celebración de la Subida de la Bandera de María desde la parroquia Matriz de El Salvador y atrio de la Casa Consistorial, a través de las calles Pérez de Brito, Doctor Pérez Camacho, avenida de Las Nieves, calle Poggio y Monteverde y la Cuesta de La Encarnación, hasta este emblemático recinto de significado mariano, donde permanece hasta que la Patrona insular retorna el 5 de agosto a su Santuario del Monte.

       Durante esta cita el blanco signo virginal con el anagrama de la M de María coronada, permanece como pregonera insigne entre las 7 y las 19 horas, momentos puntuales, que se dispara un cañonazo, resonando en toda la capital, es izada o arriada.

            El estado hoy en día del Castillo de la Virgen es fruto de las obras de rehabilitación efectuadas por el ayuntamiento en 1995 y que, no obstante, ha planteado al obispado nivariense, actual propietario de tales dependencias, la posibilidad de utilizar las instalaciones con fines turísticos, con la intención que las dependencias hechas en él, donde estuvieron guardados los cañones, expuestos permanentemente, puedan acondicionarse para albergar una pequeña cafetería y una tienda de productos  promocionales.

                              El Castillo de la Virgen ofrece unas posibilidades increíbles, tanto por su ubicación, con unas vistas panorámicas magníficas sobre la zona norte, como por su propia configuración, de manera que dotar a este espacio de determinados servicios, proporcionaría mayor interés a todas las personas, sean naturales o forasteras, que nos visitan.

       El compromiso con sus propios valores culturales, desde hace siglos, contribuyen a la grandeza del acontecimiento mariano. Asume las bondades de una imposición de la que nunca dejaremos de sentirnos orgullosos con el mismo fervor popular.

        La sola presencia de la venerada imagen de la Santa Patrona sirva para conjurar toda clase de temores colectivos, fundiendo las intenciones de los palmeros con una reafirmación del conjunto de la sociedad ante los retos de los años. Hoy como ayer, la trascendencia de la advocación de la Madre de Dios cristalice en una compleja serie de manifestaciones religiosas y civiles, que en gran medida definen a La Palma.

                              El proceso de las tradiciones desarrollado explica y nutre cada Lustro, un paréntesis de tanta relevancia, acogedor y creativo, emprendedor y laborioso, liberal y responsable… de sus más genuinos signos de identidad, que se deben mantener y renovar con el sentido de la modernidad como legado de nuestros antepasados.

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