Iniciamos la andadura de recorrer los distintos pueblos de
La Palma con el más amplio compendio, sobre la geografía, el paisaje, la
gastronomía, la cultura, la artesanía y las fiestas populares.
BARLOVENTO:
“En un súbito parón a la vegetación espesa y húmeda, que
desde La Galga puntallanera a la lejana Garafía se extiende el verde Norte
palmero con su exuberancia vegetal frondosa y hermosa en abruptas elevaciones,
que se transforman en éxtasis impresionistas y bucólicos parajes, un pueblo
asoma en una meseta. La tierra es más dura, urbanización más primaria, los
cultivos son de inmediata utilidad, abunda el cereal y se miman los frutales.
Consta en la costa con un faro en Punta Cumplida y plátanos, que luce tan
espléndidamente por lo bien cultivados y cuidados por manos expertas y
laboriosas. El primero, se encuentra actualmente explotado, viviendas de los
torreros o fareros, en explotación hotelera. En la medianía, la meseta y en
ascensión, pasada La Laguna los montes que favorecen el deseado nacimiento de
las aguas y que atrajeron a los principales castellanos en el reparto de las
tierras por el Adelantado Alonso Fernández de Lugo (1455-1525)”.
Posee una superficie de 43,55 kilómetros cuadrados, que
corresponde al 9,51% del territorio insular. Cuenta con una excelente
comunicación por carretera, habiendo sido mejorada grandemente con relación al
acceso y paso por su territorio comarcal.
En este sin par epígrafe hacemos mención del nombre más
antiguo conocido por los residentes y que es ‘Tagaragre’, donde ofrecía su
jerarquía patriarcal el jefe ‘Teniaba’.
Seguro que su actual denominación obedece a la influencia de
los vientos alisios y del Oeste. Posee unas características peculiares con escarpadas
y recortadas costas, donde rompen violentamente las olas.
Finalizando el XV, el llano era un trozo de terreno elevado,
ventoso y desabrigado, pese a ello, surge allí el primer caserío, por estar en
ese lugar la encrucijada de caminos que, a través de la cumbre, conducían a los
diferentes términos municipales del norte de la isla.
Por tal motivo, fue uno de ello, e impulsado por los frailes
dominicos del convento de San Miguel de las Victoria de Santa Cruz de La Palma,
que transitaban mucho con entusiasmo de evangelizar la villa norteña de
Garafía, ello dio origen a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, creada
en 1581, erigida de forma primitiva en el sitio más idóneo con el fin de que
sufriera lo menos posible las inclemencias de la naturaleza.
En un principio, lleno de incertidumbre no fue posible
plantearse solucionar los problemas primordiales de la primigenia comunidad,
cuando sólo había agua en las fuentes públicas, la vecindad vivió
exclusivamente del cultivo de secano, cosechando trigo y papas. Transcurrido
los años se dejó acariciar en todos los habitantes de que el fruto no
correspondiera a los esfuerzos, pues la escasez de lluvias hacía estéril el
trabajo agrícola. Dio ello el afán de crear en 1589 de un pósito de granos
como, también, en otros lugares de La Palma, pero esta situación vino a
corregirse en la década de los sesenta de la centuria pasada, cuando las
galerías comenzaron a alumbrar el líquido, considerado como el oro afortunado
de los valientes ‘cabuqueros’, que hoy a la llegada al pueblo, nos encontramos
con un monumento a su memoria. A partir de ahí, se le dotó de red eléctrica,
abasto de agua y de la infraestructura urbana base del posterior desarrollo.
En ocasiones, en la historia de los pueblos, ignoramos o
escondemos nuestra cultura, como comunidad, acomplejada de su ayer y en
consecuencia del presente y del mañana. La historia de las galerías y los
pozos, por ejemplo, ha tenido una lectura cargada de tópicos y objetivos, ya
que el agua la asociamos a la naturaleza, como el aire que respiramos. En
Canarias es un bien escaso y gran parte de la que obtenemos se debe al esfuerzo
y al trabajo, en algunos casos de varias generaciones sacrificadas. Hoy, quiero
hacer mención a algunas de estas personas, y en concreto a los ‘cabuqueros’,
término portugués que en las islas lo asociamos a ‘caboco’, depresión profunda
en un barranco, y que sería el trabajador especializado en la perforación de
túneles de las galerías para la extracción de aguas subterráneas.
En el caso de Barlovento, este municipio supera el 10% de
los caudales alumbrados en la isla, mientras que su población no alcanza el 2%
de la insular, con un gran desequilibrio entre población y recursos.
CONDICIONES HUMANAS:
Las duras condiciones de los trabajos que se abordaban en
las galerías del municipio hicieron que en alguna ocasión hubiera accidentes
fatales. El esfuerzo que costó perforar las galerías en sus inicios es algo que
las actuales generaciones no podrían rememorar si no es por las vivencias de
personas. Era una época en la que no se trabajaba con maquinaria, sino todo a
brazo. El tesón de estos hombres, de una manera u otra ha quedado grabado en
cada ‘palada’, en cada ‘barreno’. Una memoria tangible que queda ahí para el
disfrute y futuro de los naturales del lugar.
En los últimos años, y a raíz de la escasez de lluvias
debido, principalmente, al ‘cambio climático’, en la isla de La Palma ha ido
aumentando la crisis hídrica, lo que ha provocado problemas para su
sostenibilidad. Un problema que en el siglo XXI se ha ido incrementando y que
tiene una clara afectación sobre la prole insular.
El lugar de mayor interés cultural es la iglesia parroquial
de Nuestra Señora del Rosario, probablemente, fundada por los frailes dominicos
de Santo Domingo de Guzmán, porque era el paso de los mismos hacia la parte norte
en su misión evangelizadora de las tierras conquistadas. Es un templo de una
nave En el que guardan algunas esculturas de gran valor artístico, como son la
de la Virgen titular, anónima, obra flamenca del XVI, así como una talla
barroca de Nuestra Señora del Carmen, en postura corporal de sentada,
procedente del taller sevillano de Benito de Hita y Castillo (1714-1784), y un
crucifijo de brazos plegables, del XVIII.
La talla mariana del Carmen lleva una inscripción en la
parte inferior de la peana, que dice: ‘Don Benito de/ Hita y Castillo/ me fesit
(hizo) en Sevilla año de 1773’. Lamentablemente, ha sido durante una de sus
últimas restauraciones, en la que se ha borrado parte de dicha leyenda. En la
década de los noventa de la centuria pasada tuvo que ser intervenida la talla,
puesto que se debía subsanar con urgencia algunos pequeños desperfectos.
La imagen de la Virgen del Carmen había sido encargada para
la ahora desacralizada ermita de San Estanislao, obispo polaco, erigida en
Oropesa entre 1761 y 1763. Su donante fue el capitán Francisco Estanislao de
Lugo y Molina (1758-1833), heredero del oratorio por parte paterna. La licencia
para fabricarla y recibir la bendición fue dada por el Obispado de Canarias el
12 de junio de 1761. Sacralizada, por fin, el 11 de octubre de 1772, diciéndose
por esa fecha la primera misa en el recinto sagrado.
El pueblo norteño desde la llegada de la efigie, mostró especial
devoción hacia ella. Tal fue así que, en 1832, a instancias del cura párroco
Francisco Morales, el entonces primer propietario de la misma, Estanislao de
Lugo-Villa Massieu, la donó a la parroquia del Rosario. Fue solemnemente
trasladada en procesión con gran concurrencia de feligreses y, a instancias del
obispo Luis Folgueras Sión (1769-1850), se colocó ‘en sitio decente para que
los fieles le tributen el religioso culto que desean’. Se abrieron las nuevas
dependencias de María Auxiliadora, onomástica el 24 de mayo, más cercanas a la
vecindad.
Conservase, también, en el templo una pila bautismal de
barro vidriado, procedente de Sevilla y que en 1679 ya se hallaba en la
parroquia. En la espadaña dos campanas provenientes de un ingenio azucarero
cubano, llegan en los albores del XX.
Inmersos en el paisaje y los campos de peculiares llanos y
de elevados montes, que nos surgieren la principal actividad económica del
municipio, la agricultura, revitalizada con los regadíos, sobre todo en la
costa de verde platanal, lo que no ha impedido el despoblamiento de los
diferentes barrios.
La mayor parte del terreno cultivable es de secano, dedicado
a plantas forrajeras y papas, principalmente, y, en menor medida, a frutas,
cereales, legumbres y hortalizas.
La superficie de regadío se consagra casi en su totalidad al
cultivo del plátano, siguiéndole en importancia, aunque a gran distancia, otros
productos.
Es muy notable, igualmente, la superficie consagrada a
terreno forestal. Las condiciones climáticas, que empujan las nubes hacia lo
alto haciéndolas chocar con la muralla montañosa de la cumbre o borde del
Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, favorecen la humedad con el
consiguiente desarrollo de la laurisilva.
En cuanto nos referimos a este tan sugerente apartado, el
‘minifundismo’ caracteriza la zona.
ASPECTOS GEOGRÁFICOS:
En estas líneas nos ocupamos de los límites de su
demarcación y lo hacemos con respecto a Garafía, que lo hace con el barranco de
Los Franceses, por su parte occidental, mientras que la oriental con San Andrés
y Sauces es el barranco de La Herradura. Solo en una pequeña porción de cumbre,
contacta con El Paso. En este espacio triangular, que desciende desde las
alturas de los bordes de La Caldera, hasta la costa, aparecen distintas áreas
bien definidas.
Al sector meridional donde se encuentra el núcleo principal,
se le conoce por Barlovento de los Volcanes, en razón de los muchos conos
existentes. El de mayor altitud es La Laguna, en cuyo cráter se ha construido
una balsa insular y una zona recreativa y de acampada para pernoctar con
atracciones lúdicas de ocio y entretenimiento.
Otra área situada más al norte, se denomina Barlovento de
los Barrancos, aparece grandemente rota por profundos cauces. Uno de los más
significativos es el de Los Gallegos, entre esos cortes o desniveles, se
presentan lomadas, donde se hallan las tierras de cultivo y los núcleos de
población. Uno de los más singulares y más poblado, a pesar de estar aislado
durante años, por sus adversas comunicaciones, es el barrio de Los Gallegos.
Buena parte del término posee destacados valores, derivados
de su espectacular orografía y riqueza natural, con amplias superficies
boscosas. El mencionado litoral presenta unos grandes acantilados, donde
desembocan hondos barrancos. Es un espacio de interés geomorfológico y biológico.
La costa ofrece otros lugares a considerar como el Puerto de
Talavera y el Charco de la Fajana, con piscinas naturales y sus inmediaciones.
En el caserío de la Tosca, se halla la mayor concentración
de dragos del archipiélago, conservados por sus habitantes, al constituir éstos
parte fundamental de poder adquisitivo, pues a partir de las hojas, sacaban
fibras para fabricar cuerdas.
Aparte de La Laguna, antes reseñada, tiene Las Mimbreras, en
la carretera desde aquí hacia la Villa de Garafía, asimismo otra área
recreativa.
CULTURA TRADICIONAL Y POPULAR:
En el aspecto artesanal, pueden citarse los trabajos de
cestería, existiendo tradición en las labores con paja y los calados.
Con la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, se realiza una
representación alegórica de la ‘batalla de Lepanto’.
Para disfrute de los barloventeros y de curiosos visitantes,
venidos de cualquier punto del planeta, está expuesta públicamente, bien
preservada de las inclemencias del tiempo y de la acción corrosiva de la
intemperie, la primitiva ‘linterna’ del faro de Punta Cumplida. Su ubicación
destaca en un lugar con bastante visibilidad en el centro neurálgico de las
comunicaciones notables del medio rural.
Damos el broche final a la narración de todo lo necesario para enriquecer nuestro bagaje personal y, al mismo tiempo, dar a conocer nuestra cultura, economía, sacrificio, anhelo y demás componentes de nuestra propia idiosincrasia, repartida equitativamente por el inmenso suelo patrio, aunque pequeño es por sus dimensiones, pero lo es grande de corazón, mostrando su belleza y peculiaridad de que con tesón de lo pequeño se puede hacer un enorme rascacielos.
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