La Muy Noble y Honorable villa de Breña Baja, en el este,
cuenta en sus costas como uno de los principales núcleos turísticos de la isla,
la playa de Los Cancajos, galardonada con la bandera azul y una de las mejores
zonas para buceo. Montañas, playas, artesanía, senderos, vistas panorámicas… Se
localiza en una estrecha franja entre la villa de Mazo y Breña Alta. Situada en
el antiguo cantón de Tedote, constituyó un solo municipio con el otro homónimo
con el nombre unificado de Las Breñas, estudiado ya en esta serie de
‘Municipios de La Palma’, hasta 1634. La economía del lugar está basada en la
agricultura, siendo los cultivos tradicionales plátanos, aguacates y otros
productos de la huerta como papas y frutales.
Con una superficie de 14,19 kilómetros cuadrados, que
equivale al 2% del territorio insular y con una altitud de 300 metros en el
casco urbano de San José, 400 en Las Ledas y 10 en Los Cancajos y El Fuerte,
cuenta con pequeñas industrias, las cuales, favorecidas por su cercanía con la
capital, complementan su desarrollo territorial.
Es uno de los lugares más pintorescos, debido a la
naturaleza lávica del terreno y a su vegetación. Recibió el nombre de Las
Breñas por parte de los colonizadores. Su atractivo más notable lo compone la
costa, con calas de arena negra y restingas volcánicas acariciadas por un
excelente clima.
En la montaña de La Breña hay instalado un bello mirador,
desde donde se ve una vista maravillosa. En él está la Cruz del Milenio, datada
en 1901.
Como parte anterior, tenemos las Salinas, junto a Los
Cancajos, del XVIII, constituyendo un modelo único de ingenio salinero de
inspiración grecorrromano.
Ha sido la localidad elegida para ubicar unas instalaciones
de tan alto prestigio dentro de la oferta alojativa como es el Parador Nacional
de Turismo. Este moderno edificio, de casi 25000 metros cuadrados, está inspirado
en el pasado donde piedra, madera, teja y cal se combinan con los materiales
básicos de la arquitectura isleña.
La otra Breña baja hasta el mar, pero linda con su gemela en
las medianías e incluso en los altos. La costa, su gran razón de progreso, se
proyecta hasta el vecino Mazo, en las proximidades del aeropuerto nacional.
En una fértil y estrecha franja La Montaña de la Breña,
lindero con Mazo, domina un vasto panorama, con el Atlántico como telón de
fondo y con las referencias de especies botánicas múltiples, algunas en franca
porfía con la vegetación antigua y lujuriante de las cumbres.
RESUMEN HISTÓRICO:
El municipio perteneció al antiguo cantón de Tedote, nombre
que al parecer significaba ‘monte’ entre los primitivos habitantes. Fueron los
conquistadores quienes la llamaron Breña.
Inicialmente estuvo unida al de Breña Alta, bajo la
denominación de Las Breñas, gobernado por un alcalde pedáneo, pero en noviembre
de 1634, se dividieron designándosele a esta su correspondiente alcalde y
alguacil ejecutor, con iguales atribuciones y funciones que su homónima.
En 1637, visitando pastoralmente la isla el obispo,
Francisco Sánchez de Villanueva y Vega, los vecinos le solicitaron que la
antigua ermita de San José, dependiente del curato de San Pedro, se erigiese en
parroquia, concediéndolo en junio del referido año.
El rey Carlos III, en sus órdenes de protección y en
consideración a lo atrayente de la zona, aconsejó la construcción de un fuerte,
en el lugar donde existió otra batería destruida por un aluvión en 1694.
En julio de 1949 se le concede el título de Muy Noble y
Honorable Villa.
DÍA DE LA MADRE:
Si bien Breña Baja eligió el tercer domingo de mayo
siguiendo las tradiciones de Cuba. Lo cierto es que, en la isla caribeña el Día
de las Madres se celebra desde siempre el segundo domingo del mismo mes, desde
aquel primer homenaje, un 10 de mayo de 1920. Fue el primer municipio de España
que ratificó en un pleno la celebración, hasta fijarse en el primer domingo del
quinto mes del año, desde mediados de la década de los 60. Gracias al concejal
Félix Duarte Pérez (1895-1990), quien, tras una etapa de emigrante en Cuba,
propuso en 1936 que se organizara la onomástica el tercer domingo de mayo.
DE CUBA A CANARIAS:
Duarte, poeta y escritor, emigró con 16 años a Venezuela,
donde publicó sus primeras líneas. En 1919, se trasladó a Cuba, ahí fundó la
revista ‘Cuba y Canarias’ y a lo largo de su paso por la isla caribeña estuvo
detrás de grandes iniciativas como la fundación del Liceo Canario de la misma,
cuya sección de Literatura presidió. En los años 30, regresó a Canarias,
concretamente, a su tierra natal, donde no sólo continuó siendo poeta, sino que
trabajó por su pueblo.
Fue en su papel de figura pública cuando, el 5 de abril de
1936, presenció a iniciativa suya, la adopción de la resolución perenne de
celebrar la efeméride en cuestión, acordada en el pleno de la Corporación
Municipal.
EL DÍA DE LA MADRE POR TODO LO ALTO:
A diferencia de otros puntos de España, Breña Baja si
celebra el Día de la Madre por todo lo alto. Tiene sentido, si se tiene en
cuenta el hecho de que la iniciativa de Duarte Pérez hace casi un siglo fue la
que llevó a este pequeño solar patrio a convertirse en Muy Noble y Honorable
Villa, por parte de la Academia de la Historia.
Su céntrica plaza, también dedicada a las madres del mundo,
‘plaza de las madres’, se extiende bajo los cimientos del viejo ayuntamiento,
frente al cual, desde hace menos de una década, en 2015, se inauguró una
escultura.
Tomando la palabra en dicho acto, el cronista oficial, Julio
Marante Díaz, dijo que: “recordaba el trabajo de aquellas madres que se
quedaban solas cuando sus maridos partían al ‘Nuevo Mundo’ en busca de un
futuro mejor”. También, hizo alusión al propulsor del ‘Día de las Madres’, el
por entonces concejal e ‘hijo predilecto’ del municipio, Félix Duarte Pérez,
quien propuso celebrar esta jornada tal y como se hacía en distintos lugares
del continente americano. Fue así como Breña Baja, en 1936, se convertía en el
primer municipio de España en festejar el ‘Día de las Madres’ y el hecho que
justificó la concesión del honorífico título antes mencionado, que sustenta
como emblema de su escudo, años más tarde, en 1947.
La escultura es obra del artista local, Antonio Pérez
Ortega, en homenaje a todas las figuras maternales. Con una piedra basáltica
como pilar y, a su vez, sobre una base de hormigón, se levanta esta estructura
de bronce de 1 metro y 80 centímetros, que, por su ubicación, puede ser
observada desde diferentes ángulos del recinto público.
La efigie, según expresó el propio autor, ‘trata de
representar ese vínculo insuperable de complicidad, el lazo de conexión que une
a una madre con su hijo, desde el mismo instante en que sus miradas se cruzan y
el gesto de ternura, que tiene el pequeño, al tocar el rostro de la madre y
sentir que entre sus brazos está seguro y salvo’.
EL ALMA DE UN PUEBLO:
En Breña Baja, como en otros muchos pueblos, las raíces del
pasado hacen sólidas, verdaderas y entrañables todas las cosas. Hay momentos
referenciales en la historia que es preciso recordar para reconocer la tarea de
las mujeres, que aquí quedaron cuando sus maridos, padres, herman@s e hij@s
emigraron al otro lado del océano. ‘Madres resignadas y ansiosas por el agobio
y la tensión emocional, debido a la penuria económica, a la sobrecarga de los
hijos y al trabajo excesivo’.
Sólo, esperamos que ese ritual, que un día Félix Duarte nos
trajo de Cuba y que aquí conservamos en forma de rosas rojas y blancas, refleje
por siempre, además del gozo por tener la madre viva o la tristeza, porque se
nos ha ido, un compromiso de todos para que una villa ‘honrada y ennoblecida’
corresponda siempre a las madres, porque ellas han sido, son y serán los
ángeles guardianes de los sueños de sus hijos. Por algo será que, desde hace
años, dos rosas, blanca y roja, con una aureola de gloría sin espinas forman
parte de su escudo.
VISITAS DE INTERÉS CULTURAL:
Se conservan antiguas casonas que le confieren un especial
atractivo.
La iglesia parroquial, antiguo templo, bajo la advocación de
San José, merece visitarla. Inicialmente fue una ermita de la que aparecen
noticias en 1550 y que posteriormente ha ido sufriendo una serie de
transformaciones, en la que destaca la construcción de la capilla de la Virgen
Nuestra Señora del Rosario. Hoy, se halla al culto y la totalidad de sus
imágenes han retornado a su sitio original.
En ella se conservan algunas imágenes de cierto valor, como
la talla flamenca del titular; la del grupo formado por Santa Ana, la Virgen y
el Niño, datada en el XVI. Es la patrona, cuya fiesta se celebra el 26 de julio,
conjuntamente con una feria de artesanía; dos tallas del Arcángel San Miguel y
otras de Santo Domingo de Guzmán y San Vicente Ferrer.
San Antonio y la Santísima Virgen del Perpetuo Socorro son
dignas señales de fe de un pueblo devoto y amante del pasado.
ECONOMÍA:
La agricultura del municipio se caracteriza por la gran
fragmentación de la tierra, en la que abundan las pequeñas parcelas.
Las características del suelo no favorecen del todo la
formación de barrancos, al filtrarse el agua, existiendo un único cauce, el de Amargavinos,
que también se denomina San Antonio, a su paso por esta zona.
A lo largo del litoral, las coladas han dibujado un perfil
irregular. Aparecen algunos entrantes, como El Charco, con varias calas, siendo
la más conocida la de Los Cancajos, donde se viene desarrollando una creciente urbanización
turística.
La influencia de los alisios es determinante en el clima,
presentando un área superior con unos aportes de humedad, que favorecen la
presencia del monteverde. Por el contrario, ofrece unos indicios de mayor
aridez en partes bajas.
La población se reparte entre las medianías y la costa,
siendo el casco urbano y administrativo, San José, que no supone el área más
habitada del término municipal, sino lo es San Antonio, más cercana a la costa.
VISITAS DE INTERÉS NATURAL:
El sector alto del municipio está incluido dentro del Parque
Natural de Cumbre Vieja y Teneguía. Junto a grandes conos volcánicos que
destacan en el paisaje, aparece una importante masa de vegetación
Los singulares valores paisajísticos que encierra buena
parte del término territorial, tanto los montes, como las tierras cultivadas,
donde se intercalan casas y restos de vegetación natural, pueden apreciarse en
distintos sitios, como en El Zumacal o la montaña de La Breña, en donde hay un
área recreativa, que abarca La Rosa.
CULTURA POPULAR:
Las labores artesanales, sobresalientes muestras de
tradición y popularidad, que ha traspasado la frontera de la insularidad con
orgullo y maestría de contagiar el amor y bregar por nuestra propia y única
cultura, como la cestería de vara, los bordados, la cerámica o la confección de
tejidos en el telar de siempre.
Tanto en Breña Baja, para la fiesta de Santiago, Santa Ana y
San Joaquín, 25 y 26 de julio, como en Las Ledas para San Isidro Labrador,
domingo más próximo al 15 de mayo, es típico el canto de La Loa.
No quepa la menor duda que, sorprendentemente, en la isla de La Palma nos podemos encontrar algunas pirámides de piedras, que se localizan en diferentes municipios y en cantidad suficiente para llamar la atención y posible reflexión, como en Breña Baja, Mazo y El Paso, aunque antaño se tenía conocimiento de una de gran tamaño en Garafía y que había restos de cerámica aborigen, pero fue destruida. Desconocidas por la mayoría, oriundos y forasteros, pasan desapercibidas, pero ahí siguen, después de cientos de años.
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