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domingo, 9 de febrero de 2025

PERSONAS SIN HOGAR

          La prensa escrita, radio y televisión nos recuerdan constantemente con los puntos sobre las íes que sepamos, sin poder echar una mano para remediar la pobreza, que esta aumenta a pasos agigantados por todos los rincones de nuestras ciudades del Nuevo y Viejo Mundo, más allá y más acá, acarreándonos problemas de solidaridad y de otra índole, circunstancias adversas y convencionales en países desarrollados, ricos en medios económicos, materiales y sociales, y en otros menos agraciados con situaciones al límite de las previsiones previstas para disminuirla y soñar en la esperanza de nuevas y positivas perspectivas de vida y bienestar.

domingo, 2 de febrero de 2025

SILENCIO

 


    Ausencia, espacio vacío, sosiego del alma.

   El silencio de los bosques…

   Me traslada a las oscuras noches de un claustro.

   En silencio recorro los fríos pasillos sin palabras

ni suspiros.

   Susurros sin quejidos me hacen suspirar

en noches de plenilunio llenas de misterios y sombras,

oculta soledad.

   ¡Veo surcar la noche de su pura mirada!

   La sombra descubre la llama no nacida,

el secreto de lo más profundo,

desvela las cegadas estrellas

y el nombre de lo desconocido,

que los ojos no alcanzan

a ver, los colores más puros y sencillos,

abre su candor de enigma sorprendido,

porque su esencia es ser los labios de la tierra,

el aliento de todo cuanto mudo palpita,

su sellada certeza de gesto silencioso.

   De destinos sin fronteras y de silencio

sin murallas,

de amor arrebatado de gargantas sin aliento.

   El silencio de un campo santo…

es el de una hoja en blanco del último mes de vida.

   El tiempo va manando entre los dedos,

encallando palabras que resbalan cielo adentro

y salpican las noches de voces consteladas.

   Voces que me dicen no sé qué de algún

largo viaje

mientras bajo con ellas al fondo de mí mismo

y aprendo un murmullo que se llama destino,

pero, aún, no comprendo, ardiendo siempre

la memoria.

   El silencio de los océanos…

me perturba la mente en solitario

sobre las melódicas olas encrespadas

o apacibles llanos, llenos de cantos de sirenas

y de caracolas anacaradas,

o sones de trompetas a la forma de un sueño,

que interrumpe su ciclo y la detiene

en un gesto que adopta rostro de eternidad.

   El silencio de los recuerdos silenciados…

hay un presagio a la forma inacabada de un instante.

   Le hemos robado el bosque de verdosas pupilas,

las manos de la lluvia y el aliento del mundo,

le hemos robado el círculo

que comienza en semilla,

 termina en floración inconclusa

y se cumple en cosecha

rodando hacia su origen nuevamente fecundo.

   El silencio del más allá…

nada nos pide a cambio

salvo esta inocencia de aprender a asumir

el deshoje del tiempo.

   Y el silencio sin respuesta…

amenaza nuestra existencia que fluye

hacia un infinito sin posibles límites,

ni grandes hogueras sin flamantes llamas

encendidas en la oscuridad del abismo,

ahorcan los muros el regazo lunar de la luz congelada.

   ¿Qué deseo sin alas transitando el silencio?

   Abandonarnos, fuera más lúcido

para ser finalmente devorados

por las fauces sonoras de la música.

   Decir adiós al dulce consuelo de no herir el silencio,

romperlo en pedazos

y gritar a los vientos, como aquel que guarda un secreto.