28 DE NOVIEMBRE DE 2013

Iglesia de San Isidro. La Laguna

      Un día cualquiera, no importa sea un lunes o un domingo, un mes u otro, ni un año terminado en número par o impar, lo trascendental es el relato que vamos a hacer. La Laguna es un núcleo perteneciente al municipio de Los Llanos de Aridane, situado al suroeste de La Palma (Canarias). En 2020 contaba con 1645 habitantes. Está formado por pequeños o similares grupos vecinales, como La Condesa, La Laguna, Las Martelas y El Pedregal. Quedó parcialmente destruido debido a las coladas de lava de la erupción volcánica del Tajogaite, iniciada el 19 de septiembre de 2021.

                              El nombre, referenciado ya desde el XVII, parece proceder de una gran charca que se formaba junto al cruce, en torno al cual creció la localidad en cuestión. También, fue denominada en el pasado como Tajuya de Abajo y La Laguna de Tajuya.

Barrio de La Laguna. Vista parcial

       Forma parte de la zona municipal de medianías. La propiedad de la tierra está muy repartida en parcelas, predominando el cultivo del plátano y, en menor cuantía, del aguacate. Al oeste se halla la montaña del mismo nombre, dentro del término de Tazacorte, e integrada en el monumento natural de los volcanes de Aridane.

                              A continuación, hacemos una observación de la historia del sitio, del territorio de la actual demarcación, que formaba parte del cantón benahoarita de Tihuya en el momento de la conquista de la isla por el Adelantado Alonso Fernández de Lugo (c. 1456-1525). El barrio surge alrededor del cruce de caminos formado por el que unía la cumbre con el litoral costero de Puerto Naos. En 1875 ya contaba con escuela.

Vista panorámica de la montaña

        La llegada del agua en 1930 convierte a una agricultura de secano a otra enfocada a la caña de azúcar y tomate, en primer lugar, y, posteriormente, del plátano. Durante esa década se funda la sociedad de instrucción y recreo Velia de relevante importancia cultural. A partir de 1966 comienza la edificación de la iglesia parroquial de San Isidro Labrador, patrimonio de la centuria pasada, levantada íntegramente con la aportación económica y personal del vecindario. Gracias a los beneficios procedentes de la emigración a Venezuela.

                              El título del presente trabajo nos da la libertad de empezar una continuidad a lo relatado anteriormente para describir una aportación a los bienes de culto, con que el templo se beneficia y exhibe en favor de la feligresía.

Sagrario de madera. Ubicación

            Se trata de un sagrario de madera policromada y dorado, tapizado interiormente de hermosa tela para albergar la Sagrada Forma y decorado por pinturas relacionadas con motivos eucarísticos. Se encuentra ubicado sobre una base metálica en la parte inferior, centro, de un cuadro de grandes dimensiones, alusivo al santo titular del lugar. Obra del imaginero Domingo José Cabrera Benítez (1971), Domingo Cabrera.

                              Le damos vuelta a la obra y descubrimos unos textos, que dicen: “Diseño, talla y policromías. Domingo José Cabrera Benítez. Firmado. 28 de noviembre de 2013” y “Carpintería, dorado y tapizado. Tomás Ramón Rodríguez Hernández. Firmado. 28 de noviembre de 2013”.

                              La observación, más que estudio, nos conduce a tener en cuenta el remate del mismo con la figura del pelícano, que con su propia sangre alimenta a sus crías. Constituye un signo fundamental en el misterio más sublime de la fe cristiana. Otros elementos del conjunto, son las letras “Alfa” y “Omega”, del alfabeto griego, “principio” y “fin”, los cuatro ángeles turiferarios en acción de adoración constante y en ocasión de exposición del Santísimo Sacramento del Altar, bendito y alabado sea, y el motivo central que se refleja en medio de las puertas de cierre y apertura.

Policromado y dorado. Vista general

       Es una maravillosa cosa perdurable que resulta de la aplicación del trabajo o del conocimiento humano a un material o a un conjunto de ideas.

         La palabra obra aplicada a la referida creación (tabernáculo) proviene del latín “opera” que quiere decir trabajo. En la ciencia, arte o cultura es la producción del pensamiento, creada en un momento determinado y permanece en el tiempo por su valor artístico.

                              Me he encontrado ante la grata tarea y el gran honor de comentar el trabajo extraordinario y meticuloso de un experto, que yo me propongo no solo conocer el legado patrimonial religioso, sino difundirlo y hacer cuánto esté en mis manos para sugerir conservarlo, en cuanto que, si no se conoce y se valora el patrimonio de una sociedad, éste se pierde y, en cierto modo, la humanidad entera pierde parte de sus referencias y de sus antecedentes. Se descubre la historia de un sector de población ansiosa, los antecedentes y la importancia socioeconómica que en su día desempeñaron las familias residentes, que crearon una idiosincrasia propia.