Este ilustre palmero, polifacético, inició sus estudios en
la Escuela Lancasteriana de su ciudad natal, Santa Cruz de La Palma, una de las
instituciones que educaron a la generación de artistas e intelectuales que conformaron
el famoso grupo cultural decimonónico perteneciente al Siglo de Oro de La
Palma. Asistió, también, a clases en una escuela local de Dibujo y
participó en un coro de música sacra de la cercana parroquia matriz de El
Salvador. Transcurrido el tiempo, años, semanas y días, horas, minutos y
segundos, posteriormente, se trasladó a la isla de Tenerife, en donde vivía
algún hermano, entre ellos el llamado Juan, residente en Güímar, ya que era de
familia numerosa, teniendo 8 hermanos: Bernabé, Juan, Fulgencia, Santiago,
José, Isidro, Sofía y Vicente, más hombres que mujeres, siendo con él, 9.
Primero, marchó a la villa de La Orotava con la intención de observador y,
después marchó a la ciudad universitaria de San Cristóbal de La Laguna, en
donde estudió el Bachillerato, según el Plan de Estudios de aquel entonces,
continuando con el desarrollo de su otra pasión artística, la Música. En
los años siguientes, 1866-67, en la Academia Provincial de Bellas Artes de
Santa Cruz de Tenerife, asiste a clases de Paisaje y Acuarela. Después
de varios viajes por la península e Italia se matricula en la Escuela de Artes
decorativas de París (Francia), en 1870, teniendo como maestro al escultor
Aimet Millet, con quien conoció el arte parisino. Pasado 5 años la misma escuela
le concede un premio por un bajorrelieve de tema oriental. Sus primeros cuadros
serían expuestos coincidiendo con la Exposición Universal. Durante 2 años, en
el mismo centro docente, anteriormente citado, tuvo como maestro al pintor Joan
León Gerome, que sumado a sus continuos viajes por Europa le proporcionaron una
formación artística completa, labrándole un futuro emprendedor en las más altas
esferas sociales.
fecha
domingo, 9 de marzo de 2025
domingo, 2 de marzo de 2025
LA FAROLA
La farola victoriosa que alumbra
el oscuro camino silencioso,
en lo alto mira ese cielo hermoso
con el níveo acero de la palabra.
Cuando la luz solar, ahoga la sombra
del pertinaz momento tan famoso,
surge allá el firmamento celoso
mostrando el encanto de la aurora.
Un idilio surge en mi mente airoso
de eterna claridad de sol y
estrellas
relucientes en noches, tenebroso.
Como fieles, señal y guía, son ellas,
que, en medio de la sombría
tempestad,
se dan el sí, un abrazo de lealtad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)