En estas fechas tan singulares ha tenido cabida la parodia original sobre el retorno de los paisanos. Imitar al canario que vuelve de un lugar al que emigró y que ostenta nuevas costumbres con particularidades relevantes en su desenvolvimiento social, constituye un acontecimiento digno de recordar de manera jocosa. Al no pasar inadvertido, lo hacemos en una actuación espectacular utilizando vestidos y trajes de sabor tropical, abanicos, sombrillas, puros, antiguas maletas, equipaje de mano… Incluso, se puede mencionar el menú con la gastronomía de procedencia habanera.
Resumimos en unas simples líneas lo que fue el origen de unas fiestas populares. A mediado de la década de los treinta existe algún testimonio con respecto a comparsas, ataviadas de abalorios de hondo arraigo caribeño. Antonio Manuel Díaz Rodríguez (1929-2011), rememora de su niñez una agrupación disfrazada con guayaberas y sombreros blancos, jaula con loros, caras tiznadas de negro y baúles de madera. Y, así como la de él, hay numerosas anécdotas que reviven el pasado en un tiempo pretérito.
Resumimos en unas simples líneas lo que fue el origen de unas fiestas populares. A mediado de la década de los treinta existe algún testimonio con respecto a comparsas, ataviadas de abalorios de hondo arraigo caribeño. Antonio Manuel Díaz Rodríguez (1929-2011), rememora de su niñez una agrupación disfrazada con guayaberas y sombreros blancos, jaula con loros, caras tiznadas de negro y baúles de madera. Y, así como la de él, hay numerosas anécdotas que reviven el pasado en un tiempo pretérito.
Refiriéndonos a los polvos de talco mencionamos su presencia desde tiempos inmemoriales y propios del evento actual con la algarabía y el buen humor de los asistentes. La participación de los “empolvados” o “enharinados” se implantó oficialmente en el “Desembarco de los Indianos” y “Las batallas de polvos”, asumido por el ayuntamiento capitalino dentro de la programación de las llamadas “Fiestas de Invierno”. A partir de la democracia, Constitución de 1978, el pueblo fue rescatando las viejas tradiciones.
En 1980 se reestableció anualmente la “Llegada de los Indianos”. Y, en 1981, una crónica del Diario de Avisos, Decano de la Prensa de Canarias, dice: “La tradicional llegada de los indianos será el lunes a las cinco de la tarde, con recibimiento en la plazoleta del muelle”. Al día siguiente, el mismo rotativo, publica el comentario final: “Ayer lunes tuvo lugar el acto carnavalero de llegada de los indianos con un recibimiento de polvos que en gran cantidad distribuyó la comisión de fiestas del ayuntamiento de esta capital”.
Una feliz unión -según palabras del alcalde de Santa Cruz de La Palma, Juan Ramón Felipe San Antonio (1962)- que ha denominado la aludida jornada en un espacio preferente del calendario festivo del Archipiélago y que la ha convertido en una de las muestras lúdicas más originales de España.
De 2011 destacamos lo siguiente:
10:00 h. La Espera (regreso de los Indianos). Te esperamos en la plaza de España […] para recibir a los viejos amigos, vecinos y familiares que marcharon a América en busca de fortuna. Hoy llegan para alborotar la ciudad con sus ritmos cubanos.
12:00 h. Actuación del grupo de música tradicional cubana “Cuarto Son”, en la plaza de España y recibimiento de la “Negra Tomasa”, acompañada por la “Academia Instrumentos Musicales de CajaCanarias con el baile de la conga, desde el muelle hasta la […].
16:30 h. Gran reparto de polvos a cargo de la Concejalía de Fiestas […], en la avenida de Los Indianos.
17:00 h. Gran Desfile de los Indianos desde la avenida de […] hasta la plaza de la Alameda.
Víctor Lorenzo de Las Nieves Díaz Molina (1940), conocido por “Sosó”, ha inmortalizado la personificación de la “Negra Tomasa” con gran acierto y morbosidad inconfundible. Ponemos en referencia a lo dicho antes lo que como, así, decía el doctor Gregorio Marañón (1887-1960): “La historia de los pueblos la protagonizan, principalmente, esas personas a quienes el vecindario, en plebiscito espontáneo, hace personajes populares”.
El propósito consiste en defender lo nuestro en aquellos aspectos que la hacen única e irrepetible. Es, por lo tanto, una celebración que surge de la sociedad de manera imaginativa, dándole poco a poco su idiosincrasia y enriqueciéndola con carácter seguro y amable.
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