Parece más a un término mitológico o, incluso, apocalíptico
que un fenómeno real. No lo creó el género literario, sino la astronomía.
Fueron los estudiosos de la observación del firmamento los que bautizaron con
esa expresión a un evento natural poco frecuente, que se dejó ver el viernes,
27 de julio, en lo alto de la bóveda celeste.
Varias son las motivaciones para sentirse atraído y dejarse
seducir por un hecho como un eclipse total de luna. La atención se centró en
ser de mayor duración en lo que va de siglo y el color de sangre del satélite y
planeta, que aparecía a su lado, en un cielo oscuro con un horizonte cargado de
nubes con aspecto fantasmagórico que no impidió la visión espectacular y
nítida, al principio del mismo, esperada por muchos y que se comportó como una
dama vergonzosa y sonrosada.
A mí me despertó un interés suscitado que me introdujo en
pensamientos disipados por la situación privada en que me encontraba en ese
momento frente al mar, contemplando a Marte, Júpiter con tres de sus lunas,
Venus y Saturno alineados e inconfundibles por su ubicación astral.
El tinte rojo maravilloso surgió de pronto al paso de los
rayos del sol por la atmósfera terrestre, que lo convierte sorprendentemente en
ese tono tan particular y pudo tener la oportunidad de aprovechar esta
circunstancia para hacer algunos análisis de distribución y localizar los
aerosoles, que existen en el maltrecho espacio sideral.
Una conjunción del satélite, cuatro planetas y una estrella
fue insólito jamás visto increíblemente único de contar por el hombre. Transcurría
el vanidoso tiempo de una retirada con cortos intervalos, como si jugaran al escondite,
predestinados se diluía lentamente en la atracción de la velada sin poderlo
detener, ya que todo suceso posee una causa de proseguir hasta acabar.
¿Señales de malos augurios? o ¿aprovechamiento mediático? Sé
que las civilizaciones de todo el mundo han desarrollado distintas leyendas en
torno a lo comentado anteriormente con matices a tener en cuenta, porque acumula
muchas supersticiones relacionadas con las catástrofes, que se creen más
frecuente, y desgracias inesperadas en el marco general de un ser con respecto
a la fertilidad y la creencia de que una embarazada expuesta al influjo
presencial tendrá un hijo maldito o con malformaciones. Además, se piensa que
cortarse el pelo en ese intervalo circunstancial tendría mejor fortaleza.
No faltan sugerencias y anotaciones para quedarnos
dubitativos y no sé si te apetece compartirlas conmigo, será una cuestión de principios
y nada más, según las opiniones recabadas en distintos medios informáticos de
comunicación o de otra índole nos dicen, que al mirarla nos hace perder la
cordura y que un matrimonio celebrado bajo ella será duradero.
Era frecuente que los antiguos, entre ellos los griegos, se
sometieran a numerosas interpretaciones, como si era atacada por dioses de la
vieja mitología. Los incas y mayas evidenciaban sus ofrendas, los primeros por
un jaguar y, los otros, una lucha en el Olimpo.
Siempre se propaga el fin, porque la Biblia se pronuncia a
favor de las señales próximas y en los Hechos de los apóstoles dice: “El sol se
convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes de que venga en gran y
notable día del Señor” (H. 2. 20). También, en el Apocalipsis escrito está: “Hubo
un gran terremoto y el sol se volvió negro, como un paño de saco de pelo, y la
luna se volvió como sangre” (Ap. 6. 12).
En algunas islas británicas creen que si la señalas nueve
veces se te cerrarán las puertas del paraíso y salvó la vida a Cristóbal Colón
en su última expedición en 1504, ante unos nativos que empezaban a mostrarse
poco cooperadores. Entonces, a su líder transmitió: “que el Dios de los
cristianos mostraría su enojo con un signo enigmático y contundente, si
permanecía con tal actitud poco convincente, de que el astro rey no saldría
nunca”, ya que los navegantes estaban obligados a ser, en este caso el
almirante, astrónomos para hallar la ruta correcta.
Para finalizar, en mi infancia se cantaba: “Luna,
lunera/cascabelera/bajo la cama/tienes la cena”. Me estoy refiriendo a la letra
de una hermosa nana o, simplemente, canción de cuna.
El entorno en la Tierra se vuelve más vulnerable a un nivel
intangible y propicio para presencia de energías negativas.
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