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Avenida El Puente, 7 |
Durante siglos fue, sin duda, un símbolo de distinción de
tal forma, que existía un refrán en español que decía “A tal casa tal aldaba”
refiriéndose por completo a términos de clase social y poder de los moradores
donde se encontraban. Así mismo el proverbio “tener buenas aldabas” significaba
que la familia contaba con el beneplácito de amistades cuya influencia les
podían aportar distintos privilegios.
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Calle Álvarez de Abreu, 17 |
Una aldaba, picaporte o llamador es una pieza articulada de
metal, que suele de estar fabricada en diversos materiales de fundición, tales
como hierro forjado, bronce o latón y sirve para llamar por medio de golpes.
Proviene del árabe andalusí “ad-dabbah; a su vez picaporte
se deriva del vocablo catalán “picaportes” y llamador del latín “clamator”.
Como suenan demasiado bien las palabras castellanas de origen árabe, quizás por
la abundancia de vocales, prefiero referirme a las “aldabas”.
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Calle Garachico, 6 |
En España se conservan todavía muchos ejemplos en puertas de
templos y de casas señoriales con notabilísimos estilos de aldabas y aldabones,
bastantes de valor artístico. La forma más lejana en el tiempo fue la de
argolla suspendida bien de una anilla o bien de una cabeza de león o grifo que
se destaca en el centro de una placa circular o en el vértice de un cono, cuya
base está encima de la madera.
La argolla suele estar facetada de cuatro caras adornadas
con trabajo lineal que se repite, generalmente, en el disco. Se descubre en
todas, los caracteres de una influencia árabe. El Renacimiento produjo bellos
llamadores, en cuya composición se esmeraron en mostrar los cerraderos.
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Calle San Sebastián, 4 |
Su principio se remonta a la Antigüedad, pero no será hasta
el XIII, cuando comienzan a tener cierta relevancia artística. A partir de esos
comienzos y en especial desde el XIV, empiezan a extenderse en domicilios
privados, palacios, catedrales e iglesias y, paulatinamente, la decoración y
las formas diversas se imponen, dotándolo no solo de su función práctica, sino,
también, ornamental.
Manifiesto mi respeto a su historia, que hoy tiene un claro
tinte decorativo y ornamental. Deseo que se sigan respetando para no quedar
atrás como otro componente de nuestro pasado próximo, tan relevante como puedan
ser otros utensilios o herramientas a los que damos el privilegio merecido.
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