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Son instrumentos tan originales como esenciales para medir el tiempo |
El diccionario de la Real Academia Española (RAE), define a
un reloj de sol público como “un artificio ideado para señalar las diversas
horas del día por medio de la variable iluminación de un cuerpo expuesto al
sol, o por medio de la sombra que un gnomon o estilo arroja sobre una
superficie, o con auxilio de un simple rayo de luz, ya directo, ya reflejado o
refracto, proyectado sobre aquella superficie”.
Primero fueron los relojes de sol como nuevos adagios
sofisticados, haciendo cambiar las mentes más arraigadas a lo tradicional,
después fueron los de torres de iglesias o de otras construcciones enigmáticas
en el porvenir de un pueblo o país, que ya se conocían cuando llegaron los
conquistadores, y finalmente los de bolsillo, muy caros para el campesino o
trabajador medio, y sólo al alcance de la clase aburguesada.
Así nos lo explica Luis Balbuena Castellano (1945),
catedrático de Matemáticas y profesor de esta materia en San Cristóbal de La
Laguna, cómo el ser humano tuvo que idear diferentes formas de calcular el
tiempo y orientarse.
Hacemos referencia al de Tinajo (Lanzarote): “El 20 de mayo
de 1851, un marinero de La Vegueta construyó un reloj de sol para la iglesia de
San Roque. Las iniciales y el apellido del autor, F.R. Fernández, permanecen
grabados sobre el instrumento que fue hecho con una madera noble, probablemente
de tea, y pintado de blanco”.
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El reloj de Tinajo es el segundo más antiguo de toda Canarias |
Muchísimos se perdieron por reformas o fueron sacrificados
por daños ocasionados por agentes atmosféricos. Detrás del citado de San Roque
figura una curiosa e imperativa inscripción: ‘Sr. cura, consérvese’.
Balbuena, nos dice: ‘Se ha conservado durante siglo y medio
y lo que queremos es cedérselo a los jóvenes, para que aprecien lo heredado de
sus antepasados como monumento científico’. Apasionado en su materia se dedica
a explicarlo, con infinita paciencia y pedagogía a todos y a los medios de
comunicación.
El reloj mecánico fue inventado en los conventos, por la
sencilla razón de que los monjes eran los primeros interesados en regir la vida
monacal, según las pautas de sus rezos. Antes de que existiera el reloj, un
religioso marcaba maitines. El horario litúrgico se ha conservado hasta hace
bien poco, ya que se hacían los toques de las laudes, las tercias, las sextas,
las nonas… y el momento sagrado del Ángelus, al mediodía, cuando los
trabajadores hacían un alto en sus labores para rezarlo.
Sin más demora, al igual que lo hicimos en el párrafo
anterior, el marinero Fernández, autor del reloj de San Roque, debía de estar
empadronado en el municipio de Teguise, porque su nombre no consta en el
archivo de Tinajo. La leyenda popular, mucho más romántica y sentimental, a
veces que el dato histórico, cuenta que el marino lo construyó por una promesa
hecha al santo, que suponemos a cuenta de una voluntad cumplida, pero en el
archivo de Tarquis se deduce que el artilugio fue encargado por 90 reales.
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Iglesia parroquial de San Francisco de Asís. Santa Cruz de La Palma |
El interés suscitado tiene que ver con la memoria colectiva
de los vecinos, con el minucioso trabajo llevado a cabo por un nutrido grupo de
personas, entre ellos Luis Ramírez Castro y el mencionado Luis Balbuena
Castellano, físico y matemático, respectivamente, que han dedicado toda su
sabiduría a la milimétrica construcción de este emblema cultural. Dicho medio
garantiza a los frailes y moradores del barrio de la Asomada una fiabilidad
horaria.
Para llevar a cabo este minucioso trabajo se desarrollaron
numerosas averiguaciones para seguir el rastro del reloj a través de varias
fuentes orales. Lamentablemente se tuvo que abandonar la posibilidad de
encontrar la obra, por lo que se optó volverla hacer de nuevo, eso sí, a partir
de algunos testimonios fotográficos de gran valor por la información aportada.
El resultado final, es la nueva estructura a base de siete tablas de madera,
dispuestas verticalmente, unidas entre sí, y rematado su perímetro por un
marco. Para la realización del mismo se ha diseccionado una viga de madera de
tea perteneciente a la antigua casa Vandewalle, calle Virgen de La Luz,
incendiada en un voraz siniestro en la segunda mitad del XX (domingo, 5 de
abril de 1970).
Los números, letras y otros elementos ornamentales,
presentes en la pieza, fueron tallados con gubia, completándose con varios
añadidos, entre ellos, los anagramas del Taller Municipal de Carpintería y las
datas de 1720 y 2011.
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Recuperación del reloj de sol de la fachada de San Francisco |
El aludido reloj se le atribuye al comerciante irlandés
Teobaldo Macghee, funcionando durante 250 años como marcador horario solar,
hasta su retirada en 1960. Se conocen algunas instantáneas fechadas en la
primera mitad del XX, en las que se puede apreciarse la ubicación del mismo
sobre la portada del templo, debajo del alero del tejado.
Es un proyecto que se puso en marcha por el ayuntamiento en
2010 para recuperar varios en el término municipal local, restaurando los
ejemplares ya existentes o reponiendo aquellos que se ha perdido, pero de los
que se tiene constancia documental.
Damos un salto, concentrándonos en el reloj de Las Nieves,
que es el más viejo de Canarias, sigue siendo un misterio, su autor y la razón
de su existencia. Está datado en 1740 y es el ejemplar más antiguo de Canarias.
En realidad, se trataba de ‘doble cara’ del que hoy sólo se conserva una de
ellas, situado en un lateral externo, frente a la plaza. Indica la hora solar
con una precisión de media hora. Por su antigüedad e interés, debería ser
catalogado como bien de interés cultural, y tomar las medidas oportunas para
evitar su desaparición.
Desde el verano de 2012, es posible contemplar 2 réplicas de
los citados cuadrantes, que el ayuntamiento capitalino, con el asesoramiento de
los profesores Balbuena y Ramírez, procedió a colocar para evitar la
continuidad del proceso de deterioro al que estaba sometido el ejemplar que ha
llegado hasta nuestros días. En el mismo proceso de recuperación patrimonial,
se ha colocado una recreación del cuadrante que existió en la parroquia de San
Francisco de la misma capital.
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Las dos réplicas de los cuadrantes del Real Santuario de Las Nieves. La Palma |
Las preguntas que pueden surgir son: ¿Cómo es posible que en
Canarias con la cantidad de horas de sol que tenemos, no exista un mayor número
de relojes de sol? ¿Existieron en otra época un mayor número de ellos? ¿Siguen
siendo útiles? ¿Deben ser tratados como decoración, como mobiliario urbano, o
como parte de nuestro patrimonio? ¿Dónde están y cómo son? ¿Qué aspectos
didácticos podemos utilizar de ellos?
Este trabajo no pretende ser un catálogo exhaustivo de los
existentes en el archipiélago, ni un tratado sobre las técnicas de diseño y
hechura, simplemente pretende ser algo que permita iniciar un acercamiento a
ellos.
Se han estudiado los relojes de sol públicos de Canarias,
entendiéndose como tales aquellos de propiedad pública, iglesia o ayuntamiento,
o bien de utilidad pública, expuestos en plazas o calles. Solo en contadas
excepciones se han considerado algunos de condición privada, aquellos que
reúnen formas de interés de antigüedad, diseño, etc. Eliminándose así muchos de
los relojes de cerámica que decoran patios, balcones, jardines y hasta incluso
salones.
Las características
de los relojes de sol públicos de Canarias, podrían ser:
-Monumentales, porque en ocasiones ocupan grandes
porciones de superficies, buena parte de plazas o fachadas de edificios, cuando
no son realmente la plaza o la fachada.
-Escultóricos, porque en ocasiones podrían entrar en
la categoría de esculturas, si no conociésemos su utilidad.
-Recientes, porque, salvo raras excepciones, la mayor
parte de ellos datan de la segunda mitad del XX.
La distribución geográfica en Canarias de forma general
podríamos decir:
-LA PALMA: 7 en buen estado; 1 en mal estado
de conservación; 1 fuera de su ubicación original y 7 desaparecidos.
-TENERIFE: 16 en buen estado; 3 en mal estado
de conservación; 3 fuera de su ubicación original y 6 desaparecidos.
-GRAN CANARIA: 3 en buen estado; 1 en mal
estado de conservación; 2 fuera de su ubicación original y 1 desaparecido.
-LA GOMERA: 1 en mal estado de conservación y
1 desaparecido.
-EL HIERRO: 1 en mal estado de conservación y
1 fuera de su ubicación original.
-FUERTEVENTURA: 2 en buen estado de conservación.
-LANZAROTE: 3 en buen estado de conservación.
En todas las islas canarias existen un número indeterminado,
bien por desconocimiento, o bien por tratarse de piezas sin interés, ‘cerámicas
clónicas’, que no se encuentran incluidas.
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Ejemplo de reloj de sol en la vía pública. Adeje (Tenerife) |
Sin embargo, a pesar de la existencia, hoy en día, de los
relojes mecánicos y digitales, hay espacios y ocasiones donde siguen prestando
su servicio, probablemente avalados por su carácter de durabilidad y
resistencia a la intemperie, como son los casos del reloj privado de Bajamar
(Tenerife) y el de Puerto Naos (La Palma).
Dado que las islas durante la conquista se clasificaron en
‘de realengo o de señorío’, es probable que el interés de los conquistadores en
cuanto a dotar de servicios a las mismas fuese diferente para cada una de
ellas, una vez acabado el proceso. Así, por ejemplo, en las islas de realengo,
encontramos que:
-Destaca lo que aparece en el ‘Gran Libro de
Provisiones y Reales Cédulas’ de Gran Canaria a fecha 20 de diciembre de 1494.
Constan los instalados en hospitales, carnicerías y mataderos de las carnes…
-En el caso de Tenerife, la primera referencia a un
reloj se halla en los acuerdos del Cabildo del 19 de octubre de 1529, donde se
establece un sueldo para un relojero.
-En La Palma, la primera noticia a un reloj aparece
el 3 de noviembre de 1559, donde se dispone la compra de uno nuevo. En
documentación posterior se dice que el reloj al que vino a sustituir era de
sol.
Para finalizar, no es difícil pensar que de existir relojes
públicos en las capitales canarias y de ser estas, objetos de saqueo, los
mismos pudieron ser destruidos en caso de incendio de edificios o estructuras,
que los albergaban.
‘[…] por haber quemado los franceses el que existía’, en
clara señalización al ataque sufrido por Santa Cruz de La Palma el 21 de julio
de 1553 por François Le Clerc (¿?-1563), apodado Jambe de Bois (Pata de Palo),
fue un corsario protestante francés del XVI, originario de Normandía.
Robos y saqueos más recientes son los que han hecho
desaparecer, por ejemplo, el reloj que existió en la plaza del municipio de
Vilaflor (Tenerife) o el de Vallehermoso (La Gomera).
Está, también, la vertiente del vandalismo, derivada
probablemente de lo que ‘no se conoce no se valora’, o bien por el valor
material de algunos componentes del reloj, generalmente bronce. Dos lamentables
circunstancias adversas son el de Tazacorte (La Palma) y el de San Sebastián de
La Gomera.
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Existen relojes públicos expuestos a cualquier circunstancia adversa. Costa Adeje |
Se trata de un fenómeno común a varios colectivos y pueblos,
especialmente aquellos con una fuerte dedicación a actividades relacionadas con
el entorno, como pueden ser el pastoreo o la agricultura. En ocasiones estos
son fáciles de localizar, ya que su propia toponímica los delata: ‘Cueva del
mediodía (La Aldea de San Nicolás de Tolentino)’, ‘Cueva de las horas
(Valsequillo)’, etc. ambas en Gran Canaria. En otras ocasiones, se trata de
transmisiones mediante la tradición oral con riesgo de perderse, por la edad
avanzada de los informantes.
Y, segundo, la Calle del Reloj, paralela al Lomo, conecta la
parte alta de la misma, muy cerca del Parque Infantil, con la del Doctor Santos
Abreu, antigua de Jorós. Actualmente, no es una zona muy concurrida y permanece
casi oculta para muchos viandantes.
Viendo la necesidad de controlar los tiempos y regularlos de
forma adecuada, el Cabildo, actual ayuntamiento, se dirigió a Jácome
Groenembergue para la adquisición de un reloj en Bruselas, quien valiéndose de
sus contactos hizo llegar uno de una sola cara. Examinado el lugar más
propicio, se decidió un alto sobre el ‘lomo de las viejas’ en Santa Cruz de La
Palma, fabricándose una torre de madera de tea, con su puerta de acceso y
escalera interior sobre una base de mampostería para igualar el terreno y
prevenirla de los vientos, colocándose una campana, para el toque de las horas,
que comenzó a sonar en noviembre de 1517, como primer reloj público de La
Palma, estando a cargo de un relojero y un peón, ayudante para la cuerda por el
sistema de elevación manual de pesos,
hasta que el nombrado pirata, Le Clerc, se lo llevó conjuntamente con la
campana y quemó la torre, durante el ataque de 1553.
Tras la expulsión de los saqueadores, al año siguiente, se
acordó comprar otro reloj en Flandes, encargándose de la gestión a Tomás
Vandewalle, el joven, pero cambiando su ubicación a la torre de la parroquia
Matriz de El Salvador, por lo que se cerró su lado Norte y Oeste, a fin de
garantizar una mayor protección. Estuvo hasta que se trajo uno nuevo, esta vez
de dos caras, por lo que hubo que hacer el pertinente hueco, algo más tosco,
para darle luz, lado Este, que comenzó a dar la hora en 1557.
Concluyendo, me aventuro a imaginar el gran potencial didáctico, que posee los relojes de sol y cuantos elementos adjuntos les rodean. Con cierta frecuencia es posible encontrar en los libros de texto de matemáticas recomendaciones o invitaciones a la realización de un reloj de sol, generalmente, relacionando su construcción con el trabajo de magnitudes angulares y trigonométricas. Ayudémonos en esta labor, ya que existe una bibliografía fácilmente accesible y unos recursos en internet bastantes clarificadores. Es cierto que, una vez se comienza, es posible descubrir que la necesidad de conocimientos se extiende a otras muchas áreas, pero, sobre todo, su ejecución contribuye a mejorar y desarrollar las estrategias necesarias para el trabajo en equipo.
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