Señor de la Portería |
Siempre me ha cautivado saber su procedencia y el porqué de
su interés convertido en leyenda. Desde muy joven, cuando era un estudiante de
Bachillerato, me infundía respeto y curiosidad de ver lo que guardaba en su interior
oscuro, tapiado por unos fuertes maderos, que impedían entrar. Observaba
sigilosamente la mirada de los demás hacia ese rincón frente a la plaza.
En ella convergen tres factores únicos y dignos de mencionar,
que son el religioso, devocional y artístico. El primero, señala su carácter
fundacional del recinto conventual (a. 1530) por la Orden de padres
predicadores, fray Domingo de Mendoza, evangelizador del Nuevo Mundo, tercero
en Canarias, con la advocación de San Miguel de Las Victorias, en la zona
opuesta a la que habían ocupado los franciscanos con anterioridad (a. 1508), en
medio de los barrios de San Sebastián y San Telmo, en Santa Cruz de La Palma.
El segundo, a través del tiempo, la más antigua de la Isla, y con bastante
influencia de una población agradecida a favores recibidos y conforme a su fe.
Y, el tercero, por la labor impresionista y de una visión sobrenatural de un
fraile arropado por el anonimato, creando un crucificado, que solía rezar ahí,
diariamente, se resiste a desaparecer y que se convirtió en milagroso.
Capilla. Momento actual |
Continuando con la historia o relato nos remontamos a la
llegada del Adelantado Alonso Luis Fernández de Lugo (1456-1525), que levantó
en el sitio mencionado e historiado, respectivamente en este escrito, 3 de mayo
de 1493, una ermita para perpetuar el nombre del Arcángel. Sirvió
posteriormente de entrada o puerta al cenobio como portería, de donde proviene
el nombre del oratorio y del Cristo representado en el mural frontal, pasando
la imagen titular a la nueva construcción del templo Santo Domingo de Guzmán,
cuya planta se completó a finales del XVI, y debido a la actividad desarrollada
por fray Marcos, por un proyecto ambicioso, se le concede la autoría de la
talla de San Miguel Triunfante, principios del XVIII, que preside el altar
mayor y es para retablo, inacabada en su parte posterior, ataviado como un
guerrero a la romana, armado y victorioso, transmite cierto aire refinado y
palaciego, su modelado voluptuoso recuerda a los ángeles barrocos
dieciochescos.
Banderín. Madrid |
Es un Cristo yacente, cuya cabeza está inclinada sobre su
costado derecho. La obra es un fresco con pinturas al temple. Su contenido
patrimonial es un signo de respeto al pueblo palmero, transformándose en icono
de la cultura sacra insular. Se trata de la primera efigie de tal iconografía.
La figura posee una cierta similitud, según Alberto José Fernández García (1928-1984),
con la que aparece bordada en un banderín perteneciente a las milicias de don
Juan de Austria (1545-1578) y que se conserva en la Armería Real de Madrid.
El infortunio del edificio y con él la desidia del recinto
sagrado, siendo vendido a los particulares y a la construcción del Instituto de
Enseñanza Secundaria Alonso Pérez Díaz, no ocurrió lo mismo con el homólogo de
la Inmaculada Concepción, se desarrollaron una serie de hechos, que analizamos
cuidadosamente.
Señor de la Portería. Detalle |
La responsabilidad de su conservación por el estado actual,
avanzado deterioro, es preocupante. Sólo, se observa la corona de espinas y la palabra INRI. Lo demás lamentablemente
borrado con algunas reminiscencias pictóricas originales, trozos de
sostenimiento a base de cemento fraguado y graffitis fraseado. En él hubo otros
grabados de San Juan evangelista, Dolorosa, San Luis Beltrán y Santo Tomás
desaparecidos. El discípulo y la Virgen formaban la escena del Gólgota y las
otras figuras, a ambos lados, en las paredes laterales.
Por la demolición del muro surgieron diversos cargos de
conciencia entre los obreros y graves problemas con los cientos de fieles
recelosos del peligro, que pudiera tener la integridad del mismo, en el
traslado a su pretendida ubicación.
En los últimos años se realizó un adecentamiento para
acomodarlo al pequeño aforo y abrirlo al culto y contemplación el Miércoles
Santo por la mañana, aunque antes fue una visita matinal obligada del solemne
Jueves del Amor Fraterno. Hoy, en horario de tarde, se puede ver cada jueves y
viernes sin cita previa.
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