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domingo, 18 de febrero de 2018

ANIVERSARIO DE UN PERIÓDICO

Calle Suárez Guerra
                                        Sería bueno para Canarias recordar un pasado ilustrado en el mundillo del periodismo cultural y social de la información a un nivel amplio y elogiado como portavoz de la clase media en adelante. Destaco lo transmitido entre los intelectuales transmisores del conocimiento literato por sus inquietudes estudiadas y compartidas en círculos mercantiles y recreativos, como guardianes del bagaje heredado de sus antecesores, que le fueron llegando a cuenta gotas por diversos medios de forma puntual y con cierta dificultad en ese entonces.
                              Indudablemente, estamos hablando del periódico “La Tarde”, diario y en horas vespertinas, publicado en Santa Cruz de Tenerife entre 1927 y 1982, considerándosele como el decano de la prensa tinerfeña.
14-diciembre-1954
                              Al escudriñar en el baúl de los recuerdos de antaño no podemos evitar que se produzca un efecto de recreación, lógico como en el caso que estamos narrando después de muchos años de silencio, ya que su ausencia nos trae nostalgia de aquel tiempo vivido y difícil con pocas opciones a la libertad de expresión por leyes severas sujetas a normas de restricción y censura al cambio radical surgido por el régimen dictatorial al sentir cotidiano de la idiosincrasia del noble pueblo canario.
                              No sé, si fue por el horario de salida de sus ediciones, la competencia de algunos homólogos existentes en esta y en la recién creada provincia oriental de Las Palmas de Gran Canaria en jornada diurna e igual o circunstancias por mí desconocidas, que provocaron su paulatina decadencia y total cierre de la anhelada actividad y supervivencia del mismo.
La Tarde. S/C de Tenerife
                              Siempre va de la mano cuando nos interesamos de la memoria de un gran acontecimiento jamás obsoleto, pero sí sensacional de una época recordada con cariño y especial visualidad de entendimiento y comprensión. Por los años sesenta del siglo XX, después de finalizar mi jornada laboral como profesor no universitario, lo compraba en un estanco cercano a mi residencia habitual y con deleite leía sus páginas y así conocí su valor, teniendo el suplemento “La Gaceta Semanal de las Artes”, que se mantuvo hasta 1968 como el único emitido en los entes de comunicación isleño, congregando a artistas, literatos e intelectuales de distintas generaciones.
                              Para ello contó con un conjunto de profesionales comprometidos con Canarias, luchando en mejorar y por las libertades a través de los diferentes columnistas, redactores y colaboradores desinteresados, marcando una referencia importante. Hizo posible su carácter de “diario de la información independiente” con muchas iniciativas y logros.
Primera página
                              Cuántas veces transité por la calle Suárez Guerra de la capital tinerfeña y, siempre, me quedaba exhorto contemplando la emblemática fachada del histórico edificio, donde estuvo ubicada su sede. Nos lo indica la simbólica figura del águila y el nombre del veterano rotativo con señas de identidad.
                              No quepa la menor duda, que guardo anecdóticamente razones para no olvidar y concluir como crónica en homenaje a uno de los vestigios del pasado, prestigio del presente y futuro para el honor de “Las Letras Canarias”.
                  Cuando las palabras poseen alas y remontan los páramos esperanzadores del tiempo, sucederá lo que sentimos y amamos al manifestarnos, compartiendo y reflexionando lo acontecido. Pienso que el bregar se enriquece con la continuidad y la perseverancia, siendo el afán producto de la fe.

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