Se acercan las elecciones,
20 de noviembre, y nuestro voto será solicitado por los políticos, candidatos a
las cámaras legislativas, según sus intereses personales. ¿A quién se lo doy?,
porque no le observo ninguna intencionalidad. Ahí es donde tengo el dilema
planteado y, por supuesto, mis dudas acrecientan a pasos agigantados. Jamás me
presentan un horizonte de credibilidad y confianza para ser un ciudadano
satisfecho por las clases gobernantes.