Año de reencuentros con familiares y amigos ausentes por
diversas circunstancias. Lugares distantes en el espacio se dan un abrazo de
fraternidad. Las campanas de gloria suenan al compás de la bienvenida con olor
de pólvora y diálogo, entusiasmo y algarabía, tertulia y esperanza… Vibran los
corazones a favor del tiempo transcurrido de una a otra Bajada. La ciudad se
engalana y se abre de par en par para acoger el peregrinaje de quienes se unen
en la fe de María de Las Nieves y transforma la historia en vivencias
coloquiales en la LXVIII edición.