Cuando se lucha
por algo, casi siempre, se consigue el resultado apetecido. Esta vez coincide con
todo merecimiento en la persona de Germán González. El dar su nombre al museo de La Educación “Raya” no es circunstancial ni, tampoco, inmerecido. Hay
quienes no están conformes con la nostalgia de una escuela arcaica, sugerente a
un hecho histórico. Rescatar lo que está guardado en la retina y en la memoria
es fundamental para construir un presente agradecido a una época anterior y de
sentar la base a un futuro transmisor de un bagaje amplio y complementario.