Cruz procesional de plata |
En cualquier
rincón donde se unen los sueños, esfuerzos e ilusiones compartidos con los
demás, allí, hay un madero que enramar. Santa Cruz de La Palma nos muestra su
encanto, lleno de historia y armonía coloquial. Cruceros engalanados y mayos es
un vergel de imaginación y creatividad, sorpresa y añoranza, asombro y
satisfacción. La expectación en unas animadas y concurridas horas, entre la
larga noche de la víspera y el atardecer del día 3, sirve de escaparate y
regocijo de los vecinos y tertulianos. El cielo se ciñe en breve tiempo con el
ruido y la humareda de los voladores, compendio del bullicio. Don José Pérez
Vidal (1907-1990) nos dice que “a veces bella y complicada, de una rústica cruz
reúne y retiene en torno a ella a muchísimas personas”.