Siento la satisfacción de ver hecha una realidad, que desde
hace mucho tiempo La Palma demandaba su apertura. Fue un reencuentro con el
pasado como salida y consolidación del momento actual, aflorando los sentimientos
de quienes recordaron su profesión, vocacional y sacrificada, por el bien común
en pro de generaciones destinadas a ocupar un puesto esencial y determinado en
la sociedad. Unos a enseñar en los elementales cuadernos y textos y otros a
aprender en su infancia.