Al celebrar la
festividad en la comunidad parroquial de El Salvador de Santa Cruz de La Palma,
desde la iglesia de Santo Domingo (s. XVII), antiguo cenobio dominico del
exconvento de San Miguel de las Victorias, hasta el templo Matriz rezando el
Santo Rosario y portando una vela encendida como pequeña antorcha fue un
acontecimiento religioso devocional, poseyendo un gran arraigo y tradición en
el mundo católico. La manifestación de fe tuvo la acogida externa de hombres y
mujeres creyentes a los designios de Dios.